Scott Nagy es tan buen papá que no iba a dejar que algo tan ridículo como un cáncer terminal le impidiera llevar a su hija hasta el altar, como se lo había prometido. Su deseo era tan grande que logró conmover a todos los que habían estado en contacto con él. Fue un trabajo de un equipo de ángeles en el estado de Ohio que se conmovió con su amor y su deseo de estar allí, así fuera en una cama de hospital, con su "princesa".
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Según el diario The Plain Dealer, en el equipo de ángeles estuvieron no sólo los médicos, que lo prepararon para que, a pesar de estar deshauciado con un terrible cáncer de uretra, pudiera ir a la iglesia. Sino personas inesperadas como su barbero, que fue hasta el cuarto del hospital, un grupo de paramédicos que donó su tiempo y su ambulancia para llevarlo, y las enfermeras de la unidad de terapia Intensiva, que le colocaron los sensores necesarios debajo de la ropa, lo vistieron y lo acompañaron todo el tiempo, por si pasaba cualquier cosa.
Cuando el pastor preguntó: ¿Quién entrega a esta mujer en matrimonio? Scott y su esposa Jean, los dos dijeron con voz fuerte: "Nosotros". No quedó un ojo seco en el lugar. El esfuerzo valió la pena.
Sarah, la hija de Scott Nagy, explicó que uno de sus mayores sueños era que su papá la llevara al altar. Por eso decidió adelantar casi todo un año el día de su boda y, anque el cáncer no le está dando tregua a su papá, sí les dio tiempo para vivir juntos ese día especial. ¡Eso es amor!
Imagen vía ABC News