Rara vez nos enteramos cómo se llaman los ángeles que nos cuidan. Anoche subió uno nuevo al cielo con el nombre de Logan Stevenson, el bebé que conocimos porque sus padres movieron cielo y tierra para conseguir que el niño de dos añitos participara en su boda. Después de conocer todo el esfuerzo de estos valientes papás y de las penurias que pasó el chiquito por su salud me está costando contener las lágrimas. Es una historia terriblemente trágica y a la vez dolorosamente hermosa. Al anunciar la noticia su mamá escribió esto en Facebook:
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"Logan pasó un muy mal día, estaba respirando muy rápido y de repente muy despacio. Llamé al hospicio para que vinieran a verlo, pero me dijeron que probablemente iba a morir. Sean y yo lo tuvimos en brazos todo el día y lo mantuvimos cómodo con su medicina. Entonces a las 8:18 (pm) Logan dio su último respiro en mis brazos. Estoy tan triste, tan mal y no lo puedo creer. Él está con los ángeles y ya no le duele nada. No más enfermedades, ni más hospitales. Los amamos por todas sus oraciones y por preocuparse. Bendiciones para todos. y para Logan más que para nadie. Te veré en mis sueños mi niño".
Logan, quien nació el 22 de octubre del 2010, fue diagnosticado con leucemia y anemia de Fanconi poco después de cumplir su primer añito. En julio del 2012 recibió un transplante de médula con células madres y en marzo pasado le sacaron un riñón, tomado por un tumor. Durante un viaje a Disney World en junio se puso muy mal y la familia regresó a Pittsburg, su ciudad, donde le encontraron un tumor en el otro riñón. Entonces fue cuando le dijeron que le quedaba pocas semanas de vida.
Me pongo en el lugar de esta madre y se me parte el alma. No consigo ni intentar imaginarme lo que se siente tener un hijito tan enfermo. Menos abrazarlo mientras pasa sus últimos minutos en esta tierra. ¡Qué dolor!
Embedded content: http://youtu.be/ub-89n0BAVk
Imágenes vía Facebook
