Cuando Eliza Webb, de 29 años encontró un celular en su auto tras ser saqueado el mes pasado en West Seattle, lo primero que pensó fue que le pertenecía a quien había atacado su vehículo. Eliza, en medio de una sabia decisión, no llamó a la policía para reportar que el celular que por cierto le pertenecía a un adolescente de 19 años y evitar que este atravesara un dispendioso proceso legal. No te imaginas la lección que le dio Eliza Webb al joven y a los vecinos.
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Eliza trabaja con estudiantes de high school y está casada con un hombre que ha pagado por una indiscreción juvenil cometida en el pasado, reporta The Seattle Times. Debido a la experiencia que tuvo su esposo, Eliza optó por darle una lección educativa al joven, en lugar de una represiva. Para ello quiso conversar con el muchacho y su madre y explicarles las consecuencias de cometer un robo, en lugar de enviarlo directamente a las autoridades.
Cuando Eliza vio que su carro había sido abierto y que le faltaban algunos objetos como sus lentes, se encontró con un celular, lo revisó con detalle hasta que vio un contacto que decía "mom". De inmediato, llamó a la madre quien la invitó a su casa. Eliza fue junto con Blake, su esposo y al llegar allí se encontraba el joven quien estaba llorando al igual que su hermana gemela.
Eliza le pidió al joven que fuera casa por casa pidiendo disculpas a todos los vecinos por haberles robado a 13 de ellos, mientras sus autos se encontraban sin seguro.
La experiencia llamó positivamente la atención de los vecinos. Tanto la madre como el hijo, que prefirieron mantener en el anonimato sus nombres, quedaron enormemente agradecidos con Eliza por haberles enseñado semejante lección.
El joven admitió que lo hizo junto con otros muchachos y que fue producto del alcohol y del aburrimiento y pidió disculpas. Blake, por su parte, aprovechó para compartir su propia historia de cómo a los 20 años fue acusado de tomar siendo menor de edad. Doce años después, Blake todavía carga con el hecho de tener cargos criminales, lo cual le dificulta a la hora de buscar trabajo y para hacer aplicaciones para estudiar o rentar un apartamento.
El joven al igual que los otros involucrados en el hecho, acordaron escribir una carta pidiendo disculpas a los vecinos afectados y leerla en una fiesta organizada por Eliza. Esta historia demuestra que en la vida no todo se soluciona con las autoridades.
La lección que le dio Eliza al adolescente no la va a olvidar jamás ya que comprendió realmente lo que puede ocurrir si hace algo fuera de la ley. Increíble lo que hizo ésta mujer quien no solo demostró tener un gran corazón, sino una gran capacidad para dar lecciones de vida.
Imagen vía Thinkstock