A Sydney Corcoran,__ una adolescente de 18 años, la adversidad no le impidió asistir al baile de su promoción de la escuela secundaria vistiendo como una reina. Enfundada en un elegante vestido de seda blanco, Sydney no sólo parecía una reina: fue la reina de la promoción y l__uciendo una tiara de brillantes llegó caminando apoyada en un par de muletas__. Y es que ella es una de las víctimas de las bombas en el Maratón de Boston el pasado el 15 de abril.
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Sydney perdió parte de los huesos, tendones y ligamentos de sus pies durante el atentado y mientras estuvo hospitalizada, soñar con siquiera asistir al baile de su promoción parecía eso: solo un sueño.
Después de varias semanas de terapia de rehabilitación, su sueño se hizo realidad y ahora con el coraje que la caracteriza espera poder ir a su graduación la semana entrante sin muletas.
No pudo bailar, pero ¿a quién le importa si está viva y de pie? Está cicatrizando y todavía siente intensos dolores, pero está viva y tiene sus extremidades completas. Su mamá, Celeste Corcoran, quien la ha estado cuidando y animando durante todo el proceso de recuperación, no corrió con la misma suerte.
La noche anterior al baile Celeste le hizo la pedicura a Sydney desde su silla de ruedas. Ella también estaba cerca del lugar donde las bombas explotaron en Boston y perdió las dos piernas y ahora espera por dos prótesis. Pero la mutilación no le impidió a Celeste estar ahí para Sydney y alentarla para que no decayera.
Nunca ha dejado de maravillarme las cosas que podemos hacer las mamás por nuestros hijos. Qué admirable esta mujer para quien el haber sido mutilada no le borró la sonrisa de los labios y acompañó a su hija en esa noche tan importante como lo es el baile de graduación de bachiller, un día en que, como la misma Celeste lo admitió, no se puede estar triste.
Gracias Celeste por inspirarnos.
Imagen vía Facebook
