Dicen que la felicidad dicen que es algo que viene de dentro. Tampoco es algo estable, sino que sus niveles suben y bajan a través de los años. Sin embargo, lo que sí existen son personas que sufren menos.
Ver el vaso medio lleno no es misión imposible. Tú puedes ser una mujer feliz si cambias algunos hábitos negativos que sólo perjudican tu visión del mundo.
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Aprenden rápido. No te digo que son genios en matemáticas, pero usualmente son mujeres que aprenden de sus errores y procuran no caer en el sufrimiento más de lo necesario.
No cargan la mochila de los demás. Si algo malo pasa a su alrededor, no van caminando en las calles preocupadas por problemas de terceros. Al contrario, actúan, apoyan y son solidarias con sus seres queridos, pero saben que ellos serán capaces de resolverlos como nosotras lo hacemos.
No generan expectativas sobre la gente. Dicen que la gente nunca decepciona, sino que nosotras los colcamos en un lugar donde no corresponden. Si crees que encontraste al Príncipe Azul a los 10 minutos de concocerlo en tu primera cita, es probable que te des golpes con la pared en un mes.
No esperar que se abra el cielo por ti, puede ser liberador. Hace que tomes las riendas de tu vida, y dejar de pelearte por quién dejó la toalla tirada en el baño.
No culpan al otro. Asume tu responsabilidad en los probelmas y no intentes culpar al otro. Esto te eviatará tener resentimientos y evitará un montón de tiempo en peleas innecesarias.
Agradecen. La vida es maravillosa. Deténte cada día y admira todo lo que tienes. Pasamos mucho tiempo comparándonos con un mundo irreal que vemos en revistas y televisón. El mundo real es aquí y ahora.
Agradece diariamente tu salud, tu familia, la gente que te admira, tu trabajo, tus hijos, ¡agradece hasta que suba un grado la temperatura! Darte cuenta de todo lo que tienes hará que lo valores y que sonrías a la vida.
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