Las redes sociales son a menudo usadas para cosas ridículas, pero una madre desesperada encontró la forma de usarlas para salvarle la vida a su hijo de 13 años, quien ya había decidido suicidarse. La verdad es admiro mucho a Karen Brocklebank quien, al enterarse de la profundidad de la depresión de su hijo Noah, supo intuitivamente lo que él necesitaba y pidió ayuda por Facebook.
Miles de personas de todas partes del mundo se enteraron y compartieron su historia y le mandaron al adolescente cartas de cariño y apoyo, que terminaron salvándole la vida.
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Noah había pasado años siendo víctima de las burlas de sus compañeros de escuela. Le decían "gordo", "feo", "loser (perdedor)". El 26 de enero el desesperado jovencito publicó en Instagram una foto de su brazo todo cortado por el mismo, una práctica que los psicólogos llaman automutilación, sobre estas palabras: "Día programado para mi suicido: 8 de febrero de 2013, mi cumpleaños.
¿Te imaginas ver eso? Karen agarró a su muchacho y lo llevó al hospital, donde recibió tratamiento durante ocho días. El mundo real seguía allá afuera y esta desesperada madre sabía que Noah tendría que volver a enfrentar a sus torturadores. En ese momento tuvo una idea brillante: Creo una página de facebook llamada "Cartas para Noah" y contó allí lo que les estaba pasando, con la esperanza que algunos amigos de la familia le pusieran mensajes que lo ayudaran.
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El resultado fue mejor de lo que nunca llegó a imaginar. Tanto por Facebook como por correo tradicional, Noah ha recibido miles de cartas de apoyo de todas partes del mundo. Esto no ha curado la depresión, pero le ha proporcionado una visión mucho más amplia de su problema. "Me estaba concentrando únicamente en el lado negativo de la gente, como los bullies. Me he dado cuenta de que hay mucha gente buena que pueden ser mis amigos", dijo el jovencito durante una entrevista con la cadena CBS.
Me alegro mucho por Karen y por Noah, pero tengo que reconocer que tantas historias de niños acosados lo único que está haciendo es desensibilizarnos por la situación. Lo mejor de este caso es aprender cómo podemos acercarnos a nuestros niños en su propio idioma, y no me estoy refiriendo ni al inglés ni al español, si no a las redes sociales. Me atrevo a asegurar que si la mamá hubiese llamado a sus amigos por teléfono y ellos hubiesen venido a la casa hablar con el chico no habría tenido el mismo efecto. Más allá del volumen. ¡Menos mal que se le ocurrió usar Facebook!
Image via CBS