Confieso que cuando leí esta historia, lloré. No se sí es que amanecí sensible, pero se me partió el corazón de ver lo que Matt Logelin ha hecho para mantener vivo el recuerdo de Liz, su novia de toda la vida y la esposa de la que enviudó 27 horas después de que naciera Madeline, su única hija.
Madeline tiene ahora 4 añitos y Matt, quien la ha levantado solo, lleva un blog en el cuenta su vida como papá y viudo, y además publicó el libro Two kisses for Maddy (Dos besos para Maddy) en el que rinde tributo a quien fuera el amor de su vida.
Aunque por una circunstancia muy distinta yo también estoy criando a mis dos hijos varones sola, no puedo imaginarme lo que ha de ser para un papá sólo hacerse cargo de una bebecita y criarla sin su mamá.
Ya se que este es un comentario sexista, pero no se, me parece que de alguna manera las mujeres como que venimos mejor equipadas para enfrentar estos avatares, o será que vengo de una cultura donde los hombres no son los mejores papás que se diga…
No importa la razón, la historia de este hombre de 35 años me conmovió hasta la médula, no sólo por la forma como se ha ocupado de que a su hijita no le falte nada__, sino sobre todo por el empeño que ha puesto para que la pequeña Madeline sepa quien fue su mamá.__
Liz, la esposa de Matt murió al día siguiente de dar a luz y hoy su viudo dice que que cada día ve descubre en Madeline a quien fuera su novia de la secundaria, y admite cuán duro ha sido enfrentar la muerte de su compañera primero, la viudez y ser un papá soltero.
Sin embargo, dice que precisamente en Madeline ha encontrado la fortaleza para seguir adelante: al dolor por la pérdida de su único amor se sobrepuso la alegría de tener consigo el fruto de esa relación y ahora dice que sus días transcurren entre hacer hacer feliz a la pequeña Maddy y en asegurarse de que la chiquita sepa quién fue su mamá.
Estoy segura de que si Matt aún no tiene una nueva esposa, es porque no está listo para ese paso. Y no tengo duda de que para él Dios debe tenerle reservado un ángel en esta Tierra. Ya el cielo lo tiene ganado.
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