Cuando algo tan terrible como la masacre Newtown, Connecticut nos sacude y nos hace cuestionar absolutamente todo, en el medio de la tragedia comienzan a aflorar historias conmovedoras, de héroes anónimos, de actos de infinito amor, que nos devuelven la esperanza y alegran nuestros corazones.
Tal es el caso del aplomo con que Kaitlin Roig, una de las maestras de primer grado de la escuela primaria Sandy Hook, salvó la vida de sus 15 alumnos, a quienes metió en uno de los baños de la escuela y se aseguró de que estuvieran calladitos y se portaran bien hasta que la policía los recatara. Kaitlin les dijo que todo estaría bien, que los buenos vendrían a salvarlos, como en efecto ocurrió, y les prometió que todos tendría su Navidad y su Hanukah.
Aunque el pequeño Dylan Hockley, de 6 años, no corrió con la suerte de los alumnos de la maestra Roig, hoy sus padres encuentran consuelo al saber que su niño murió en los brazos de Anne Marie Murphy, su maestra favorita y otra de las víctimas fatales de esta sangrienta masacre. Es increíble como Ian y Nicole Hockley encuentran algo positivo en medio de esta tragedia: saber que su pequeño, ahora convertido en ángel, no murió solo porque su maestra lo protegió, lo cuidó y lo acompañó hasta el último momento.
En un conmovedor y hermoso gesto de solidaridad, un vecino de Newton, Frank Kulick. decidió rendir tributo a las víctimas, desafió el frío y la lluvia y puso una estrella de David y tantas cruces de madera pintadas de blanco como muertos, en su jardín. Padre de un bebé de apenas 9 meses, Kulick puso además flores y muñequitos de peluche en cada una de las cruces.
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Imagen vía ABC News
