La muerte de Jenni Rivera nos conmueve a todos dentro y fuera del mundo del espectáculo, ya que las tragedias y los accidentes nos tocan a todos los seres humanos más allá del reconocimiento o la fama. Pero cuando miles y miles hablan públicamente sobre un acontecimiento triste y trágico como éste, nos damos cuenta de lo vulnerables que somos y no dejan de surgir ciertas preguntas que demuestran nuestros miedos y preocupaciones más profundas.
Este momento triste me hace pensar que realmente pocas veces hacemos esa pausa tan necesaria en medio del corre corre de nuestra vida para darnos cuenta que vivimos la vida demasiado rápidamente y preocupados por cosas superficiales.
Caemos en la trampa de olvidar lo que es importante y a veces nos pasamos días, meses y quizás años, sin decirle a nuestros seres queridos cuánto los amamos y lo grande que son para nosotros. Situaciones como ésta nos deben servir de lección y recordar que no sabemos cuál será nuestro último instante en esta tierra. Vivamos cada día consciente de nuestra mortalidad.
Además, como madres y padres de familia, nunca queremos dejar a nuestros hijos solos y es una de las mayores preocupaciones que nos atormentan cuando nos enfrentamos a la realidad de nuestra muerte. Aunque es verdad que nuestros hijos dependen de nosotros para todo, no olvidemos que no son nuestros – son de Dios-. Viviremos en paz, cuando entendamos que hay muy pocas cosas en esta vida que nosotros podemos controlar el 100% y nuestro tiempo aquí es una de esas cosas que nosotros no determinamos. Los hijos se llevan el tesoro de lo que uno comparte con ellos en vida y la mejor herencia es el ejemplo y el amor, eso nunca se olvida.
La muerte siempre es un tema difícil, pero soy de los que pienso que mientras más conectados estemos con esa realidad de que todos vamos a morir, menos difícil es. Mi consejo para todos es que vivamos cada día compartiendo lo mejor de lo que somos, amando a nuestros seres queridos y trabajemos para vivir – no vivamos sólo para trabajar-. Disfrutemos las cosas que no tienen precio: una sonrisa, una carcajada, un tiempo con familiares y amigos, un amanecer o atardecer que más nunca se repetirá. Hagamos lo posible por vivir cada día expresando amor y compartiendo nuestra existencia con las personas que realmente importan. Pues la vida es corta y se va mas rápido de lo que nos podamos imaginar.
Que Jenni Rivera y todos sus acompañantes en ese accidente, descansen en paz.
Imagen vía Jhonny López/Twitter