Sé que a veces hago tanto énfasis en mis estrategias para no pagar intereses a las tarjetas de crédito, para evitar los cargos por pago atrasado o para disfrutar de compras financiadas sin pago de tasas de interés, que pareciera que tengo algo en contra del dinero plástico. Juro por Dios que no es así y que mi vida sería otra, sin el uso juicioso de mis tarjetas de crédito, que me sacan de apuros a cada rato.
Ahora que entramos en el frenesí de los regalos para las fiestas, nada como las tarjetas de crédito para financiar esas compras: las tarjetas de crédito ofrecen ventajas que ni las tarjetas de débito ni el efectivo te pueden dar. Lo que sigue es una lista de las cuatro primeras ventajas que me vienen a la cabeza y por las cuales, siempre dentro de mi presupuesto, continuaré comprando con mis imprescindibles tarjetas de crédito:
- Devoluciones garantizadas. A veces ocurre que compras algo y luego te arrepientes o cambias de idea o viste algo a mejor precio. Y resulta que el almacén donde lo compraste, no acepta la devolución. En estos casos, algunas tarjetas como American Express, por ejemplo te devuelven tu dinero (te reversan la compra) y luego se las arreglan con la tienda.
- Protección contra fraude. Esta es otra ventaja que adoro. Si se me pierde o me roban la tarjeta, el emisor responde y no tengo que pagar por ninguna compra fraudulenta.
- Mejor precio garantizado. Si compras algo y resulta que luego lo consigues a mejor precio, algunas tarjetas de crédito te dan esa protección y te hacen un reintegro de la diferencia. Lo único que necesitas es probar que en efecto conseguiste un mejor precio, tener tus recibos a mano y ceñirte a la política que al respecto tenga el emisor de tu tarjeta.
- Garantía extendida. Esta es una de mis ventajas favoritas, sobre todo cuando compro electrodomésticos, sistemas de video juegos y video juegos en sí. En estos casos, la tarjeta te extiende la garantía del fabricante y así que das protegida por más tiempo en caso de daños, pérdidas y reparaciones costosas.
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