La mujer de hoy ya no es la misma ¡Es una realidad! ¿Alguna vez te has tomado el tiempo para pensar en los cambios que ha experimentado la mujer en la sociedad? Si lo has hecho, estoy segura que te quedas sin palabras. Detengámonos un momento y pensemos en cómo era la vida de nuestras madres, hasta de nuestras abuelas. Muchas sublimes, encargadas de los quehaceres del hogar, encargadas de los niños; y la lista continúa. Lista muy diferente a la lista de la mujer del siglo 21. Muchas empresarias, trabajadoras, quienes traen el dinero a la casa y mucho más.
Sin embargo, a pesar de todos estos cambios hay algo que no ha cambiado: ¡Nuestro poder! A pesar del tiempo y los cambios en papeles y responsabilidades que desempeñamos en el mundo de hoy, la mujer no deja de ser el ser humano poderoso que siempre ha sido. ¿Por qué? Porque nuestra lista de responsabilidades se ha alargado, no se ha acortado. Es decir, con los cambios de los años hemos adoptado nuevos roles, sin dejar los roles que nos llenan más, como por ejemplo ¡el ser madres!
No es sorprendente encontrar a una mujer haciendo malabarismos con todo lo que tiene que hacer. Y lo más llamativo de todo es, no me pregunten cómo pero siempre logramos hacer que ninguna de las bolas se nos caiga al piso. De ése es el poder que estoy hablando: nuestras vidas han cambiado pero nuestra base, nuestra fortaleza, nuestra motivación no.
No me malinterpreten, a lo que me refiero es que si antes las mujeres hacían un excelente trabajo cuidando de su familia, ahora el trabajo es cien veces más excelente que antes. Con el derecho a la igualdad en la sociedad en que vivimos, nuevas responsabilidades y obligaciones se añaden a la lista que ya existía.
El ser mujer es una bendición maravillosa. Tengámoslo siempre presente, siempre hemos sido, somos y seguiremos siendo mujeres fuertes, influyentes y muy poderosas.
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