Las tácticas engañosas para tratar de lograr un proyecto te costarán caro

Pocas veces acepto una reunión con alguien a quien conozco poco si no sé cuál es el motivo del encuentro. Pero el otro día, una conocida, me pidió que nos encontráramos para conversar de un proyecto. Por más que le pedí que me adelantara de qué se trataba insistió en que prefería contármelo en persona. Entonces, en contra de lo que me había enseñado la experiencia, acepté.

La valiosa lección de este encuentro te prometo nos ayudará a todas a tener más éxito logrando alcanzar nuestros propósitos personales y profesionales. Te cuento…

Nos encontramos a tomar un café en medio de un día enloquecedor de trabajo y me explicó que estaba trabajando con una compañía que usaba el modelo de mercadeo multinivel (multilevel marketing) y que su propósito había sido reclutarme. (Es esa estrategia donde tu consigues gente que venda el producto bajo tu nombre y ellos a su vez consiguen a otros, etc.) Me sentí engañada. Si ese era el objetivo de la reunión, ¿por qué no decírmelo por teléfono? Probablemente, consideraba que tendría mayores posibilidades de convencerme en persona. Sin embargo, su falta de franqueza sumada a su falta de consideración por mi tiempo no propiciaban el resultado que ella buscaba.

¿Cuántas veces usaste estrategias engañosas para conseguir tus objetivos? Cosas como prometer que te harías cargo de ciertas responsabilidades a cambio de que te dieran un proyecto, o que alguien obtendría algún beneficio específico por participar en un evento que organizabas cuando sabías que no sería así. A veces,  el problema es una falla en tu cálculo. Tal vez mi conocida estaba segura de que a mí me beneficiaría sumarme a su propuesta. Otras, tiene más que ver con que sólo estás enfocada en ti misma y no estás pensando en cómo le afecta a la otra persona tu promesa incumplida.

Mi respuesta frente a la oferta de mi conocida (ahora borrada de mi agenda) fue un tajante no. Hubiera querido levantarme en ese mismo momento y decirle que no sólo hubiera apreciado que hubiera sido honesta conmigo en el teléfono sino que si lo hubiera hecho, yo habría estado dispuesta a recomendar su compañía a algunos conocidos que posiblemente estuvieran interesados. Pero dada la manera en que eligió manejar las cosas, me resultaba imposible colaborar con ella.

La realidad es que no importa en qué campo estés, sin confianza mutua es imposible obtener buenos resultados. Y cuando partes de un engaño, es difícil remontar ese sabor amargo que le queda al otro en la boca. Lo mejor es ser cuidadosa con las estrategias que usas para obtener tus objetivos porque aunque tengas la mejor intención, si el otro se siente engañado, no llegarás a buen puerto. 

Imagen vía Thinkstock