No cabe duda, que la vida siempre nos tiene gratas sorpresas. Y hoy en lo particular, me dio mucho gusto leer que Lee Chih-ming, un conductor de un autobús escolar en Taiwán, logró dejar a los 38 niños que transportaba, en lugar seguro, antes de morir tras sufrir un ataque al corazón, como informó la agencia de noticias EFE.
De acuerdo a medios locales, el autobús iba circulando por una transitada zona de la ciudad portuaria de Kaohsiung, al sur de Taiwán, cuando el conductor de 60 años, aparentemente, perdió el control del vehículo, tras sufrir un infarto. Pero, como si se tratara de un milagro, su heroico instinto no lo dejó morir, hasta dejar a salvo, el autobús escolar.
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No fue una misión fácil, pues según los niños, el autobús giraba de un lado al otro, chocando contra otros vehículos, pero –como si hubieran contado con protección divina—todos ellos resultaron ilesos. Es una lástima que este heroico conductor no haya sobrevivido, pues sin duda, se merecía un gran reconocimiento por haberle salvado la vida a estos inocentes niños.
Y es que, hoy en día, resulta verdaderamente admirable, que un extraño, haya hecho, hasta lo imposible, por salvaguardar la vida de estas criaturas. Pues, lamentablemente, en nuestra sociedad, ya no es raro escuchar, incluso, que ciertos padres, terminen con la vida de sus propios hijos. Es por eso, que resulta tan alentador saber que aún existen personas tan nobles como este conductor, el cual espero que se haya despedido de este mundo, sabiendo que fue un gran héroe.
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