¡Todavía hay gente buena y honrada en este mundo!

La semana pasada fue bastante ocupada para mi. Los primeros días de la semana los pasé en Nueva York, regresé a mi casa en Colorado por un día y me fui de viaje de nuevo pero esta vez a Chicago el viernes. No sé si fue por el ajetreo, el cansancio o simplemente mi locura, pero cuando me bajé del tren que te deja en el área de las salas de embarque en el aeropuerto de Denver, dejé mi cartera olvidada en el asiento

No me di cuenta hasta varios minutos después cuando ya el tren se había ido, yo había subido al segundo piso y estaba casi llegando a la puerta de donde saldría mi vuelo. Casi me muero y ni hablar de mi esposo… ¡él me quería matar!

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¿Y ahora que hago?, me pregunté. Por suerte, no había llegado tarde al aeropuerto, como suelo hacer la mayoría de las veces, pero no tenía todo el tiempo del mundo tampoco. La cosa es que sin mi cartera, no podía viajar a ningún lado porque no tenía ningún tipo de identificación.

Así que salí corriendo a buscar uno de esos quioscos de información para ver si alguien lo había encontrado. Al verme llegar con mi cara de loca, la persona me atendió inmediatamente pero desafortunadamente NADIE había encontrado mi cartera. Me dijo que iba a ser bien difícil encontrarla porque hay seis trenes que vienen y van y quién sabe quien la encontraría y en qué sección del aeropuerto. (Y ni hablar de qué tan honesta sería esa persona y si iba a estar dispuesta a devolverla).

Aún así, me dijo que le dejara mi información por si la encontraban. Como estaba súper frustrada y preocupada, le dejé mi número de teléfono celular sin darme cuenta que el aparato ¡también estaba en mi cartera! 

Cuando me di la media vuelta para regresar a donde mi esposo, me encuentré a una señora ya mayor caminando lo más rápido posible hacía mi con mi cartera colgando de su brazo. ¡Les juro que NO lo podía creer! En medio de mi euforia, no le entendí muy qué es lo que había pasado, ni tampoco sé cómo supo que era MI cartera, pero lo cierto es que la mujer la encontró, me buscó y ¡me la entregó!

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Yo sé que aquí no se estila, pero igual tuve que abrazarla en agradecimiento. Y ella me dijo que en su momento alguien hizo lo mismo por ella. ¡Qué bueno que todavía hay gente decente en este mundo!

¿Te ha pasado algo así alguna vez?

Image vía diongillard/flickr