Se preparó para el primer día de clases como cualquier niña emocionada. Compró cuadernos nuevos, lápices, una mochila donde guardar sus libros para que no se le dañaran. Todo. Como es súper puntual, llegó a clases mucho antes de lo esperado, con sus cuadernos nuevos, su mejor disposición y sus cuatro décadas bien llevadas a cuestas.
Sí, regresó a las aulas universitarias, con la edad en la que hace algunas generaciones, como la de mi abuela, las mujeres latinas ya estaban esperando recibir los nietos. Cuarenta años era casi, casi, la entrada a la tercera edad. Hoy en día las cosas han cambiado mucho, y mi amiga es un ejemplo de esto, con todo su esfuerzo y tesón puestos en una carrera universitaria, lo cual sin importar la edad es siempre un punto a favor de quien obtiene un título.
Cada vez hay más estudiantes que ingresan o regresan a la universidad después de los cuarenta años y los motivos varían. Unos regresan a estudiar porque desean brindarse mejores oportunidades laborales, otros por abrir las puertas hacia otras áreas y otros por el simple placer de obtener un título universitario. Sea cuál sea el motivo, se trata de un viaje personal incomparable.
Hay universidades que han revelado los datos de la población universitaria adulta que asiste a sus clases. Para mi sorpresa de acuerdo a varios portales latinoamericanos, en nuestros países los adultos están regresando activamente a las aulas universitarias. Tal es el caso de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), en Bolivia, donde el total de la población estudiantil el 0,7 por ciento excede los 40 años (413 personas, que equivale a uno de cada 130 estudiantes de esa universidad), según datos de la Unidad de Provisión de Servicios de Información (UPSI). Este grupo de estudiantes está distribuido en 54 carreras de 12 facultades diferentes dentro la universidad. De los 413, el 20 por ciento se encuentra en la Facultad de Humanidades y el 17 en la facultad de tecnología. La dos carreras más concurridas son derecho y contaduría pública.
Este es tan sólo un ejemplo de cómo los adultos –incluyéndome- hemos perdido el miedo a retomar nuestros estudios universitarios. En mi caso, – a pesar de que todavía no piso la cuarta década, pero casi he sido criticada tanto frontalmente como detrás de mí. He escuchado comentarios tales como: ¿para qué necesitas estudiar tanto?, ¿cuándo vas a terminar de pagar el crédito estudiantil, cuando tengas que empezar a pagar el de tu hijo? Además de otro tipo de comentarios.
Saben qué, estudiar a cualquier edad es sumamente ventajoso. Los libros que tienes entre pecho y espalda no te los quita nadie. Un título universitario siempre suma credenciales a tu currículum vítae. Además, regresar a las aulas universitarias a los 40 años no es lo mismo que hacerlo cuando apenas has salido de la escuela secundaria__.__ A esta edad, la mayoría de nosotros tiene compromisos familiares y económicos que se convierten en prioridades.
Tienes que organizarte mucho mejor, distribuir tu tiempo y aprovechar cada minuto para que puedas salir airosa de todas las actividades y compromisos que tienes, así que eso hará que indirectamente vivas la vida con más intensidad. Sabes que el tiempo que has destinado para estar con tu familia debes aprovecharlo al máximo, así como el que has dispuesto para estudiar o para trabajar. Es un reto en todos los sentidos y si hay quienes somos expertas en sortear obstáculos, superarlos y salir airosas, somos las latinas. Así que si alguna vez has pensado en regresar a la universidad, no dejes que nada ni nadie te detenga.
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