¿Podría yo perder peso con las mismas ganas de Dale con Ganas?

Lejos de sentirme que lo que como es basura o que así haya tratado mi cuerpo, admito que me encantaría perder unas libritas y me hace falta toda la ayuda del mundo para lograrlo. Cuando me familiarizaba con el programa Dale con ganas (la nueva serie de Univisión producida por Emilio Estefan que recrea el concepto de The Biggest Looser), me preguntaba qué sería más fácil de lograr: ¿si para mi perder las 10 libras (ok, 15) que me han estado molestando desde hace años? ¿o para alguna de las familias que protagonizan el show las cuarenta y pico de libras totales y combinadas que han estado perdiendo a la semana? Este post es un llamado de auxilio: ¨Poncho De Anda, ¡AYUDA!¨

A los Valdez, los Vigil, los Yepes y a los Goldschmidt se les ve derramar lágrimas, sudar sin cesar en cada reto, reír juntos con cada triunfo… ¡El drama que vende anuncios y gana audiencias de televisión! ¿Quién ve mis lágrimas y seca mi sudor? ¿Quién me aplaude cada vez que salgo triunfante del gimnasio?  Yo me ejercito con regularidad, me alimento bien y vivo una vida saludable, pero no logro vivir la emoción impresionante que viven estas familias en Dale con ganas cada vez que descubren pérdida significativa de peso frente a la audiencia de miles que está siguiendo sus historias.

¡Soñar con que la báscula me revelase la pérdida de aunque sea dos de esas diez a 15 libritas! Fácil sería si contara con los beneficios de hacerlo como parte de un equipo junto con otros tres miembros de mi familia. Imposible ejercitarme con mi hermana en Michigan o mi hermano en Puerto Rico si me encuentro en Nueva York. Fácil si contara con todo un grupo de entrenadores y expertos que analicen cada bocado que me meto a la boca y cada brinco que doy o dejo de dar. Y más fácil sería, ¡si al final de la recta me esperasen $100,000!

A ver si aprendo alguna lección con el programa, y con suerte al llamar por teléfono a mi gente en Puerto Rico la próxima vez puedo compartirles la buena nueva ¡de que he vuelto a ser el tamaño 4 que una vez fui! O por lo menos, si acepto que me quiero como soy ¡y ya!

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