
Pocas cosas son más importantes para la salud de los niños que los nutrientes, esos importantes componentes de los alimentos que pueden determinar si tu hijo alcanza su máximo potencial.
No es algo en lo que siempre pensamos cuando preparamos la comida de nuestros pequeños, o cuando ordenamos algo para ellos en un restaurante, o cuando les damos permiso para comer algo, pero entender bien cómo funcionan los nutrientes y el impacto que tienen en sus cuerpos, puede hacer una gran diferencia en sus vidas.
Por ejemplo, un niño que come un desayuno cargado de azúcares puede que tenga más problemas para quedarse tranquilito en su pupitre en las primeras horas de la mañana. También podría sentir que va perdiendo energía con rapidez. Los nutricionistas están de acuerdo en que muchos de los cereales azucarado que los niños suelen comer por la mañana, tienen un alto contenido de carbohidratos simples, que se queman rápido y, en el caso de los azúcares, tienen poco contenido nutricional.
Por el contrario, un desayuno con cereales naturales, papas y harinas, y un toque de proteína (como las carnes y los huevos) por ejemplo, le dará a tu hijo la fuerza que necesita para permanecer atento hasta la hora del almuerzo. La lactosa es un nutriente importante, pero no todo el mundo la tolera. Hay que estar pendiente.
Los platos de los niños en la mesa muchas veces son versiones más reducidas que las de los adultos, pero en proporciones similares. Cuando, en realidad, deberían tener más de la mitad en carbohidratos, un 35% en grasas (de las saludables) y el resto en proteínas.
Algunos de los carbohidratos más conocidos son los simples, como las papas, el arroz, la pasta, los panes, las arepas y las tortillas, y los mejores son los menos procesados. Pero también existen los carbohidratos complejos que se encuentran en los granos, las frutas, las verduras y los cereales, entre otros, que son opciones mucho mejores ya que al cuerpo le toma más tiempo descomponerlos.
Al mencionar grasas no se trata de las grasas asociadas con los alimentos fritos, la piel del pollo, o la carne con grasa. Las grasas saludables, conocidas como lípidos por los nutricionistas, son grasas no saturadas y son aquellas que se encuentran naturalmente en alimentos como los pescados azules, los aguacates y las almendras.
Estos alimentos tienen los componentes de grasa necesarios, a menudo no producidos por el cuerpo humano, para que se desarrolle el cerebro. Los niños que comen pescado, guacamole y otros alimentos con grasas saludables, beneficiarán a su piel y a su sistema nervioso.
Una dieta balanceada también tiene las vitaminas y minerales necesarios para garantizar el crecimiento. Y cuando los niños necesitan ayuda para obtener nutrientes adicionales para apoyar un crecimiento y desarrollo saludables, existe PediaSure®, que tiene 25 vitaminas y minerales. PediaSure® ayuda a los niños a crecer y se ha demostrado en estudios clínicos con niños en riego de desnutrición.
La información es tu aliada y, si ésta te ayuda a asegurar el futuro de tus hijos, es más valiosa que el oro. Es lo mismo con los nutrientes y sus cuerpos.