México es uno de los líderes mundiales en el pésimo registro de obesidad y casos de diabetes infantil. Lo que hace unos 40 años era algo impesable, es ahora una realidad y quizás el caso más sangrante es el de Luis Manuel Gonzales, considerado a los 10 meses de vida el niño más obeso del mundo.
Más en MamásLatinas: MIRA: El hombre más obeso del mundo, Juan Pedro Franco Salas, lucha contra las libras de más
La triste historia de Luis Manuel empieza hace 10 meses cuando nació en Tecomán, México. En ese momento pesó 7.7 libras, más o menos lo mismo que su hermano Mario, que ahora con tres años se ve empequeñecido por las 65 libras que pesa Luis Manuel.
Los médicos no saben bien a que se debe su extrema obesidad, mientras que su madre pensaba que se debía a que su "leche materna era muy buena". El caso ha sorprendido al mundo, pero no es el único bebé que sufre de una obesidad preocupante. Aquí te contamos su historia.
Luis Manuel Gonzales es el niño más obeso del mundo.

Nació pensando 7.7 libras, a los 2 meses de vida ya pesaba 24 libras y ahora, con 10 meses, pesa 65 libras. Luis Manuel Gonzales es el niño más obeso del mundo, y vive en Tecomán, México.
Su familia no sabía porque subía tanto de peso.

Su madre, Isabel Pantoja, aseguró que ella creía que el bebé subió tan rápidamente de peso porque su leche materna era muy buena.
Su hermano de tres años parece estar escuálido a su lado.

Al nacer, Luis Manuel y su hermano mayor, Mario, pesaron más o menos lo mismo. Sin embargo ahora, Mario tiene 3 años y parece desnutrido al lado de los rollos de las piernas y los brazos de su hermano.
La vida de la familia se ha complicado muchísimo por la afección de Luis Manuel.

Todo cuesta mucho más trabajo debido al peso de Luis Manuel. Su madre sóla no puede lidiar con él, y necesitan mucha ayuda para moverlo, bañarlo, etc.
A su padre le da pena ver que las enfermeras no encontraban las venas de su hijo entre tanta grasa.

Su padre, Mario Gonzales, asegura que se siente sofocado por el problema de su hijo. Cada día tienen que ir al hospital y siente mucho apuro cuando a las enfermeras se les hace imposible encontrar las venas en los brazos de su hijo entre tantos rollitos de grasa.
Su madre está preocupada de no poder seguir cargándolo pronto.

De momento su madre puede cargarlo, pero la joven de 24 años está preocupada por si el peso de su bebé sigue aumentando y que ella no pueda levantarlo por si sola.
La familia subsiste con bajos recursos, y los gastos médicos les preocupan mucho.

La familia lleva al pequeño Luis Manuel al médico cuatro veces por semana para monitorear su sistema sanguíneo. Un pediatra les explicó que quizás necesitaría un tratamiento a base de inyecciones que cuestan 542 dólares cada una. Esto tiene alarmada a la familia.
Su cuerpo, de sólo 10 meses, impresiona a cualquiera.

65 libras en un cuerpecito de sólo 10 meses de vida es un peso increíble para una estructura que todavía sigue en desarrollo. Sus rollos de grasa en brazos y piernas son realmente impresionantes.
El niño sigue comiendo de manera normal.

La madre de Luis Manuel asegura que los médicos le han dicho que siga haciendo una vida lo más normal posible y que le dé de comer a su hijo de forma natural: si tiene hambre, tiene que comer.
Según los médicos, su vida no corre peligro... de momento.

La vida de Luis Manuel ahora mismo es como la de cualquier niño de 10 meses. Lo malo es que no puede gatear ni intentar caminar, pero de momento los médicos no temen por su vida. Sin embargo, si apuntan que su peso podría afectar su corazón y al desarrollo de su cerebro y de sus genitales.
Un doctor cree que podría sufrir el síndrome de Prader-Willi.

Dicha enfermedad hace que los bebés no tengan una gran tonificación muscular, pero a la vez tenga un apetito desmedido. Lo interesante es que este no es el caso de Luis Manuel. Come como un niño normal, por eso otros médicos creen que podría tratarse de una alteración hormonal.
Pero otros piensan que todo se deben a un problema de nutrición de la madre durante el embarazo.

La mejor prognosis del caso de Luis Manuel habla de un problema durante el embarazo, en el cual su madre sufrió malnutrición, lo que hizo que las glándulas del pequeño no se desarrollaran y ahora no estén trabajando como debieran. En este caso, sólo necesitaría un tratamiento hormonal para acelerar su desarrollo y todo volvería a estar bajo control.
Luis Manuel no es el único bebé obeso en Sudamérica.

Santiago Mendoza, de Bogotá, Colombia, pesaba 44 libras con tan solo ocho meses de nacido.
En su caso, los médicos aseguraban que el problema era su dieta.

Los problemas de este pequeño eran más simples. Su madre, Eunice Fandino, aseguró que le daba de comer cada vez que lloraba. Al final se comunicó con la organización Gorditos de Corazón, la cual decidió ayudarle.
Una dieta equilibrada y terapia aliviaron la situación del pequeño.

La organización Gorditos de Corazón se puso manos a la obra para ayudar a su madre a regular las comidas del pequeño Santiago, a la vez que monitoreaban su corazón y otros órganos para que todo volviera a la normalidad.
Quizás el caso más sorprendente fue el del niño chino Lu Zhihao

Con tres meses empezó a subir de peso de manera abnormal. A los cuatro años, medía 3.2 pies y pesaba 138 libras.
La diferencia con sus compañeros de clase era abismal.

Con sólo cuatro años y aun en clases de prescolar, la diferencia entre Lu y sus compañeros de colegio era inaudita.
Su peso no le permitía llevar una vida normal.

Le costó mucho aprender a caminar y luego no podía jugar con la intensidad que lo hacían sus amigos. Era normal verle descansando en plena clase después del recreo.
Cuidar de un niño tan obeso se convierte en casi misión imposible.

La familia de Lu no podía cargarle como a cualquier niño de su edad. Darle de comer, meterle en la cama, ducharle… todo se volvía sumamente complicado.
Los médicos no saben porque subió tanto de peso.

Sin embargo, según la prensa local, su caso podría deberse simplemente a una alimentación muy pobre en nutrientes, además de una vida sedentaria. Pero llegados a este punto, para Lu era difícilisimo hacer cualquier tipo de ejercicio.