La terrible realidad que se vive en Venezuela por la falta de anticonceptivos

En Venezuela se agudiza cada vez la escasez de medicamentos, incluyendo los anticonceptivos. Las personas ven afectada su vida íntima por falta de seguridad a la hora del sexo, en un país con alta incidencia del VIH y el embarazo entre adolescentes. Entérate de esta inquietante realidad.

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En Caracas, o en cualquier otra ciudad de Venezuela, se forman grandes aglomaraciones de consumidores frustrados en los automercados, panaderías y farmacias, debido a que los productos de consumo diario no se encuentran con facilidad y la gente se desespera. 

Particularmente la falta de anticonceptivos causa estrés y coloca a las parejas en apuro cotidiano, en la necesidad de intentar soluciones alternas, tales como la abstinencia sexual, el coito interrumpido o bien regresar a métodos tradicionales menos eficaces como el método del ritmo o del calendario.

María, una joven universitaria prueba con métodos que le enseñó su abuela como tomar té de canela bien caliente al día siguiente, o aplicarse lavados vaginales con agua y vinagre. Todo es posible cuando la desesperación llega.

Más aún conociendo las cifras de organizaciones como Naciones Unidas y StopVIH, según las cuales 11.669 venezolanos contraen VIH cada año. Además de ser el país que de acuerdo a la ONU tiene el mayor índice de embarazo precoz en Sudamérica, ocupando el tercer lugar de Latinoamérica, con 101 nacimientos por 1.000 mujeres de 15 a 19 años.

Hay escasez de anticonceptivos, y ser madre en Venezuela es bastante complicado, pues tampoco se consiguen los pañales, las papillas, ni las leche de fórmula. Por otra parte, los hospitales infantiles están colapsados debido a la falta de insumos.

Algunas parejas recurren al llamado mercado negro, donde ocasionalmente se encuentran los anticonceptivos a un precio considerablemente más elevado, sin control de calidad, ni garantía del vendedor. Aún así asumen el riesgo para no renunciar al placer.

A veces, no apreciamos suficientemente lo que tenemos, pero imagínese cómo sería nuestra vida íntima sin anticonceptivos. Una verdadera pesadilla.

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