Seguro existen millones de razones muy válidas que te llevaron la decisión de abortar. Más allá de juzgarte, necesitas aceptar la resolución como algo que no puede dar marcha atrás y como una decisión válida para ti. En este tema controversial, se trata de salir adelante y no engancharte con la culpa. Aquí te paso unos consejos que pueden ayudarte en este proceso.
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Ten siempre en cuenta que tomaste esta decisión con la intención de buscar lo mejor.
Valídate en cuanto a tu capacidad de tomar decisiones, a veces las renuncias no son del todo gratas pero si te estacionas en lo que “pudo ser”, jamás podrás sentir aquello que es tu verdadero objetivo: buscar lo mejor en tu situación de vida.
Evita justificarte ya que es un signo de temor ante un juicio y aquí no hay nada que juzgar.
Quizá creas que hacerlo te ayudará a superar tu sentimiento de culpa, sin embargo esto solo lo refuerza. Aunque te repitas todos los días por qué y para que tomaste la decisión, notarás como eso no te hará sentir mejor. Simplemente siente que en este momento era lo mejor para ti.
Date el derecho de sentir dolor sin recriminarte.
La confusión por lo ocurrido, la decisión necesaria para ti y quizá el pánico, pueden generarte dolor combinado con alivio. Quizá por momentos quieras llorar y en otros te sientas tranquila. Solo fluye con lo que sientes sin reproches.
No te lo recuerdes en cada momento, esto es una forma de torturarte a manera de castigo.
Definitivamente es una experiencia importante en tu historia, no se trata de que la olvides o hagas como que nada pasó, se trata que la incorpores a tu libro de vida pero sin sentimiento de culpa. De lo contrario, esto solo podría llevarte al autocastigo constante.
No te sientas culpable por no sentirte culpable y sentir alivio.
De este lado, tus sentimientos pueden encausarse hacia el autoreproche por el alivio o la tranquilidad que sientes ante tu decisión. Esto es una creencia mal enfocada donde consideras que estás mal por no sentir dolor. La decisión fue tomada con conciencia y punto.
Deja de ser dura contigo misma y háblate de forma positiva, se tu propio motivador.
La mejor forma de hacerlo es dándote palabras de aliento cuando te descubras a ti misma regañándote o descalificandote por lo ocurrido. Recuerda que ya no hay marcha atrás y en este momento no puedes ser tu peor enemiga.
Escribe una carta despidiéndote de la situación para que puedas cerrar completamente el círculo.
Cerrar ciclos implica poner un punto final con conciencia y con la intención de abrir con entusiasmo un nuevo ciclo. Puedes escribir lo que salga de lo más profundo de tu corazón, siempre con la intención del adiós. Puedes quemar la carta o lanzarla en un globo de helio al cielo.
Si pasa el tiempo y te sientes cada vez peor, busca ayuda profesional.
Quizá tus allegados o amistades te apoyen en el proceso, sin embargo ellos no saben cuál es la ruta que te facilitará llegar al lado de la aceptación. Y quiero dejarte claro que aceptación nada tiene que ver con resignación. Un profesional sabrá cómo ayudarte en este proceso.