Los malos hábitos alimenticios son causantes de la inflamación abdominal. Sin embargo, ¿sabías que el estrés, la depresión, la ansiedad, la ira y la frustración son factores que también influyen? Aquí te cuento ocho posibles formas en las que tus emociones intervienen cuando se inflama tu abdomen.
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Imagen vía Corbis
No se te hace fácil fluir con lo nuevo
Si tu inflamación es de vientre bajo, es posible que te niegues de manera inconsciente a sacar de tu vida aquello que ya no necesitas, y que quizá se te dificulte aceptar los cambios.
Te sientes poco comprendida
Tu energía puede estar estancada porque no expresas lo que sientes, ni pides lo que necesitas, o porque estás haciendo lo que no te gusta. Posiblemente, sientas que tu entorno no te comprende, y quizá ni tú misma lo hagas.
Te da miedo soltar
Podría ser que hay situaciones en tu vida que te estorban y que te impiden crecer, pero te niegas a renunciar a ellas por temor al cambio. Quizá sean decisiones, recuerdos o actitudes que ya no te funcionan, que te sientes incapaz de soltar.
Saturada de cosas por atender
Tal vez tengas muchos asuntos que resolver, y vas dejando que todo se conjunte sin darle solución a nada.
Necesidad de proteger a tus hijos
Cuando lo que se inflama es tu vientre, y te da una apariencia de embarazo, quizá estés pasando por un momento de tensión y preocupación materna por tus hijos, debido a que crees que necesitan tu protección.
Te preocupa ser aceptada
Puedes estar en la búsqueda de ser amada o de pertenecer a un grupo, porque quizá no te sientes integrada.
Te niegas a ver el lado positivo de las cosas
En este caso, son más frecuentes los problemas intestinales, como la gastroenteritis o los parásitos. Estos podrían estar relacionados a la incapacidad de nutrirte de las experiencias que te ayudan a crecer.
Enojo excesivo
Puedes estar enojada con alguien cercano a ti y, de alguna forma, lo traes cargando. Tal vez, aunque lo quieres eliminar de tu vida, algo te lo impide.