Fuiste con un nutriólogo, mejoraste tu alimentación, ahora haces ejercicio, tomas suficiente agua, te cuidas demasiado y ¿no logras bajar de peso? ¡Ojo con tus emociones, podrían ser las culpables de tu sobrepeso!
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Imagen vía Corbis
¿De qué o de quién te proteges?
El cuerpo es una máquina perfecta y buscará rescatarte. Si estas en un momento donde te sientes desvalida, es posible que comiences a crear capas de grasa alrededor. Identifica de qué necesitas protegerte y ataca el problema real afrontándolo.
Cuando las cuentas te sobrepasan
Voltea hacia ti misma e identifica si estas en un momento en que tus formas de sustento corren peligro. Si es así, pon en orden tus asuntos financieros, hazte cargo de reorganizar tu dinero y comienza un nuevo plan de administración, ¡tu figura te lo va a agradecer!.
Cuando temes que algo llegue a su fin
El miedo inconsciente a que algo termine te puede llevar a almacenar reservas en tu cuerpo y la grasa comienza a acumularse. Identifica que es lo que está por terminar en tu vida y trabaja sobre la aceptación. En la vida todo es un cambio constante, no almacenes, ¡suelta!
Cuando buscas llenar vacíos
Si acabas de atravesar una pérdida importante en cualquier área de tu vida, es posible que sientas un hueco y quieras llenarlo con comida. Es necesario que reconozcas y encares cada emoción ante lo perdido porque no hay vacío que llenar, solo emociones que aceptar. Si no puedes sola, busca ayuda.
Cuando asocias momentos cálidos a la comida
Si determinados alimentos te recuerdan los momentos familiares o las visitas a la casa de la tía, la amiga o la abuelita, es posible que busques sentir dicha calidez a través de la comida que pruebas cuando estas con ellos. Hazte consiente de eso y mejor evoca esas sensaciones de forma más sana.
Cuando estás muy enojada
Si acumulas tu ira y no la expresas de forma adecuada, corres el riesgo de crear una armadura de grasa para defenderte del entorno. Checa si estas a la defensiva porque esto no ayuda en nada a tu salud, mejor baja la guardia y busca otras formas para afrontar tu situación.
Pensar: Así es mi cuerpo
No confundas la autoaceptación con la comodidad. Si le echas la culpa a tu genética y a tu complexión, puedes dejar de hacer el esfuerzo que te toca para mantener tu salud física, además de que resulta en la perfecta justificación para no cuidarte.
Cuando criticas tu cuerpo
Mira las partes que han acumulado peso y no las critiques, mejor háblales con cariño y pregunta a cada zona: ¿de qué necesitas protegerte? Te aseguro que tú misma irás encontrando las respuestas pero sobretodo el camino para liberarte. Si liberas la energía liberas a tu cuerpo.