¡Cuidado! Consumir chía de esta manera puede poner en riesgo tu salud

No me gusta ser portadora de malas noticias. Pero es tanto lo que he promovido el consumo de la chía aquí en MamasLatinas y también en mi blog de cocina, que siento que tengo el deber de compartir contigo esta información. La chía es un súper alimento, rico en fibra soluble e insoluble (magnífico para el vientre plano) y contiene más calcio por peso que la leche (excelente para nosotras las mujeres, tan propensas a sufrir de osteoporosis). Además es una fuente de ácidos grasos omega-3 más eficiente que el mismo salmón. Hasta ahí todo va bien. Per mejor sigue leyendo para que veas los riesgos que su consumo puede representar para la salud

Lee más en ¿Qué más? 14 formas de incorporar la maravillosa chía a tu dieta

Un hombre de casi 40 años tuvo que ser tratado médicamente luego de que sufriera una disfagia (dificultad para tragar) y de que el esófago se le bloqueara, literalmente hablando, tras comer semillas de chía secas y tomarse luego un vaso de agua. ¡Que susto!

El asunto es que una vez que se hidratan, las semillas secas de chía absorben hasta 27 veces su peso en agua y forman un gel, tan pero tan gelatinoso y pegajoso, que puede usarse como sustituto del huevo cuando se hacen galletas, pasteles, etc.

Ocurre que al paciente en cuestión se le formó una bola gelatinosa en el esófago que le produjo una obstrucción severa. Los médicos intentaron remover la pegajosa bola de semilla de chía con un endoscopio, pinzas y pare usted de contar.

Cuando me enteré de este caso, me preocupé. Hace unos ocho años fui diagnosticada con achalasia del esófago, una rara condición con la que son diagnosticados unos dos mil pacientes al año en Estados Unidos.

Esto quiere decir que mi esófago no funciona: no hace los movimientos peristálticos que permiten que el bolo alimenticio haga su recorrido hasta llegar al estómago. Así mismo, el esfínter que se abre para que la comida pase al estómago, y se cierra después de que el bolo alimenticio llega a su destino, tampoco funciona. ¡Y me la paso echándole chía a todo!

Pasé revista a todas las recetas a las que le pongo chía y a todos los usos que le doy a esta semilla, y me sentí aliviada. Suelo mezclarla en aguas frescas, licuados y batidos, en cuyo caso las licúo. En todos estos casos ya consumo la chía hidratada. Lo mismo ocurre cuando se la pongo a la masa de las arepas. Y cuando la uso como sustituto del huevos, pues lo que le pongo a las galletas y pasteles es el gel, es decir, la chía ya hidratada.

Me temo que lo que ocurrió al paciente que me motivo a escribir a esta historia, y que al igual que yo también sufre de trastornos en su aparato digestivo, es que se trago la chía, y luego al tomar agua, las semillas se expandieron en su esófago, provocando la obstrucción.

En todo caso como creo que más vale prevenir que lamentar. Mi recomendación es no comer chía seca en cantidades (como tomarse una cucharada y pasarla con agua). Yo por ejemplo, la espolvoreo sobre las ensaladas y no creo que así haya problema. Así que ya sabes: guerra avisada…

Para recetas saludables con chía, visita mi blog de cocina.

Imagen vía Enriqueta Lemoine