Este angel viviente se llama Lydia Davis, una chica de 23 años de Glasgow, Reino Unido, quien casi muere cuando padeció anorexia en sus años universitarios. Llegó a pesar 67 libras pero seguía sin comer, y con su historia horrorífica aspira ayudar a salvarle la vida a otras personas. ¡Su recuperación ha sido impresionante!
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Ella juraba que se estaba haciendo un bien, mientras padecía del desorden alimenticio. "Los fines de semana estaba débil y hambrienta, y aún así no comía nada. Era pura adrenalina", le comentó la sobreviviente a Daily Record. La estudiante sabía que algo no estaba bien con su cuerpo, y aunque llegó a pensar que moriría, pretendía ignorarlo y continuar como si nada. Es lógico entender que luciera así cuando no se alimentaba. Imagínate que se mantenía con soda de dieta y el equivalente a 13 calorías diarias, es como vivir prácticamente del aire porque ingería cero alimentos.
Su obsesión por comer saludable tomó proporciones impensadas y daba miedo ver su figura esquelética. De acuerdo a Daily Mail, los padres de la joven no advirtieron su pérdida alarmante de peso, debido a que ella se encontraba viviendo fuera de su hogar para cumplir con sus estudios. Fueron sus amistades quienes se dieron cuenta que Lydia se saltaba las comidas, deteriorando gravemente su salud y se lo comunicaron a sus progenitores.
Cuando los señores la visitaron, cayeron en cuenta de que su hija además se había vuelto alcohólica, ¡Pobre criatura! Entonces la llevaron a seis médicos distintos para intentar ayudarla, y en cuatro años la muchacha consiguió sanarse. Aunque actualmente puede cantar victoria al decir que superó su condición de anoréxica en un 99 por ciento, su organismo sufre los embates de no haberse nutrido como era debido, padeciendo de huesos, caderas y otras molestias que deberá afrontar a largo plazo.
Afortunadamente, la enfermedad de Lydia Davis es cosa del pasado y como testimonio, escribió un libro titulado: "El Diario de una anoréxica", además tiene un blog en el cual trata de sembrar conciencia de que los desórdenes alimenticios sí se pueden superar. ¡Bravo por esta alma valiente y bondadosa!
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