Hay ciertas enfermedades pocos comunes que pueden llegar a sufrir algunos adolescentes, como la de Haley Smith, una jovencita de 17 años quien padecía Síndrome de Cotard, conocido también como delirio de negación. Debido a su problema, dejó de percibir alimento alguno porque juraba que había fallecido. No es el único caso y lo peor, es que son varios los síndromes que afectan a la población infantil.
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Te muestro algunos de los más terribles y seguramente desconocidos para ti, pero que debes conocer para que estés alerta si observas algo extraño en tus hijos.
Imagen vía Corbis
Sindrome de Cotard
Se manifiesta como una enfermedad mental en la cual el afectado cree estar o muerto – como el caso de Haley Smith– o en su defecto, piensa que sus órganos vitales han desaparecido o son inexistentes. Lo grave es que al pensar que su cuerpo no necesita nutrientes porque creen que ni siquiera pueden morir, abandonan la alimentación al punto que llegan a enfermarse. Ésta patología tiene que ver con estados depresivos avanzados, o problemas neurológicos de personas que juran estar penando en vida.
Obstrucción pseudo intestinal
Es una enfermedad obstructiva de los intestinos, en la cual el paciente no puede procesar los alimentos que consume con regularidad. Los síntomas son los mismos de una obstrucción sin que la misma exista: dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y constipación, entre otros. Este síndrome es tan raro que al año son diagnosticadas 150 personas en todo el mundo. Sara Gebert, una paciente de 19 años la padece y confesó que aún sin comer, es inevitable vomitar unas 60 veces al día. Los ácidos estomocales son su peor enemigo ya que al mezclarse con la comida, le sobreviene el malestar. Durante los casos severos como el suyo, en necesario nutrirse por vía intravenosa.
Síndrome de envejecimiento prematuro
Como su nombre lo indica, ataca a personas de muy temprana edad, las cuales envejecen entre 5 y 10 veces más rápido de lo normal. La enfermedad aparece durante los dos primeros años de vida o incluso antes, y tiene que ver con la muerte temprana de las células. El cuerpo actúa como el de un anciano en pleno umbral de la vida y aunque la función cerebral permanezca intacta, el organismo se deteriora de manera fugaz, padeciendo enfermedades típicas de los ancianos. Con decirte que quienes lo padecen, normalmente mueren antes de los 30 años. Lo más triste es que aún no se ha hallado una cura.
Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas
Es un trastorno de tipo neurológico donde el paciente habita dentro de sus sueños, como si tuviera alucinaciones. Como en el fantástico cuento de la autoría de Lewis Carroll, el niño que lo padece tiene una distorsión exagerada del mundo que le rodea, especialmente durante las noches. Los síntomas consisten en que no sabe discernir la dimensión real de los objetos, ubicarse en el espacio o persuadir la realidad de su propio cuerpo. Tampoco tiene una noción real del tiempo, el cual puede parecerle interminable o muy corto. Afortunadamente algunas personas dejan de sufrir la enfermedad durante la adolescencia, pero hay a quienes les dura toda la vida, especialmente a la hora de irse a la cama.
Síndrome de Ondine
Es una enfermedad neurológica diagnosticada en 1 de 200 mil niños a nivel mundial. Se trata de un trastorno que ocurre generalmente durante el sueño, el cual puede acabar con la vida de la persona debido a un paro respiratorio. El origen es congénito y se relaciona con una falencia en el sistema nervioso central. El niño duerme mientras no recibe el oxígeno suficiente, provocándole en los casos más graves la muerte. También llamado "maldición de Ondine", aparece desde el momento del nacimiento y para quienes lo sufren, dormir puede ser la peor pesadilla real. Si no cuentan con ventilación artificial, lo más probable en que en alguna de esas noches que se vayan a la cama, no despierten nunca más. ¡Me parece una de las peores!
Trastorno de Tourette
Las primeras manifestaciones de la enfermedad tienen lugar entre los 5 y 10 años de edad. Se inicia como simples tics o contracciones involuntarias en partes del rostro, la cabeza o los brazos, que van de leves a severas. A medida que avanza, el problema se manifiesta en otras partes del cuerpo. Lo preocupante de este trastorno es que impide el normal desenvolvimiento del niño en sus diferentes actividades. Los reflejos son incontrolables, haciendo que la pobre criatura se sienta como un títeres: su cuerpo parece mandar sobre él. Incluso, se presenta con manifestaciones sonoras involuntarias como silbidos, gruñidos o gemidos; y físicas como besar, pellizcar o patear. Como te podrás imaginar, quienes sufren el síndrome de Tourette tienen la vida social muy limitada debido a su condición. Menos mal que éste padecimiento puede controlarse con tratamiento médico, sobre todo durante su fase más avanzada.
Trastorno negativista desafiante.
Este padecimiento se caracteriza porque el niño es un completo rebelde sin causa. Se opone a sus padres, maestros y a todo aquel que lo rodea sin motivo aparente. Imagínate a un niño con una personalidad desafiante, poco obediente y nada cooperativo con su entorno inmediato. Lo más terrible es que no hay un sentido de individualidad y comportándose negativamente, el pequeño pretende ganar atención. El ODD por sus siglas en inglés, se desarrolla entre uno y dos años y medio de edad, afectando al 20 por ciento de la población en niños escolares. Por fortuna, los síntomas se controlan con terapia y medicación adecuada.
Movimiento involuntario de ojos
Se le conoce también como nistagmo y se presenta en edades muy tempranas o incluso al nacer. Como debes suponer, los niños con movimiento involuntario de ojos no consiguen leer o ver fijamente un objeto. Tareas comunes para otros infantes le resultan titánicas a estos pequeños, quienes llevan una vida escolar súoer complicada. El oculista será su mejor ayuda, ya que junto al pediatra podrán buscar la solución para disminuir las molestias causadas por su enfermedad. Sumado a esto, el niño puede presentar otras enfermedades de la vista como cataratas, estrabismo e incluso, su padecimiento puede derivar de un problema neurológico.