El exceso de sodio puede causar más problemas de los que crees… y no, no hablo sólo de tu figura. Pero tranquila, que no tienes que vivir una vida "insípida" de ahora en adelante. Con estos 10 simples trucos podrás reducir la sal de tu dieta sin sufrir en el intento. ¡Verás que pronto te acostumbras!
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La dosis diaria recomendada de sal es 2,500 miligramos… menos de la mitad de una simple hamburguesa. Para dejarte aún más sorprendida, el adulto promedio consume el doble y hasta el triple de eso. ¡Y todavía preguntan por qué existe tanta obesidad en el país! Así como el azúcar, la sal es un mal que ataca sigilosamente. Sin embargo, a diferencia del dulce, el sodio sí es necesario para el cuerpo. ¿Tu opción? Vigilar lo que comes, leer etiquetas y estar consiente de cada bocado que consumas.
La idea no es que lleves una vida aburrida, si no a acostumbrar al paladar a disfrutar los sabores, a apreciarlos y créeme que a la larga valorarás más el no tener que inflamarte después de cada comida, a retener líquidos o a subir de peso en un dos por tres. Con paciencia y con estos 10 consejitos te despedirás del exceso de sal ¡para siempre!
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Adiós chips
Es obvio, ¿no? Las papitas, pretzels, cotufas y demás antojitos salados son una bomba para tu cuerpo. Evítalos. Trata de que sean algo ocasional, como lo harías con los dulces y en esos casos, prefiere las versiones bajas en sodio u horneadas.
Experimenta con especias
Busca especias o hierbas deshidratadas para condimentar tus comidas. ¡Nada de adobo! En poco tiempo te acostumbrar al exquisito sabor del ajo, el romero, o la pimienta sin añadir sal innecesaria.
Prefiere vegetales frescos
Los vegetales congelados son los mejores amigos de una madre ocupada, pero pueden ser un arma de doble filo. Siempre prefiere los vegetales frescos y, si no es posible, opta por aquellos congelados con cero contenido de sodio. ¿Truquito? Generalmente los que dicen “Fresh Frozen” son empacados sin preservantes o sal.
Aléjate de los congelados
Siguiendo en la onda de lo congelado, olvídate de consumir la comida pre empacada. ¡Son lo peor! Aunque prometen ahorrarte tiempo, a la larga causan retención de líquidos y aumento de peso. Si son tu única opción, lee las etiquetas hasta encontrar alternativas más saludables.
Evita las bebidas deportivas
Las bebidas deportivas son diseñadas específicamente para los atletas. Consumirlas si eres un mero mortal sólo te traería retención de líquidos y exceso de peso. ¡Cuidado!
Cuidado con los embutidos
Las salchichas, tocinetas y otros embutidos contienen una cantidad tremenda de sodio, sin mencionar el tipo de carne usada en su preparación. Evítalos o consúmelos una vez a la semana, bien sea horneados o fritos.
Ojo con las salsas
Aunque haya opciones bajas en calorías o con ingredientes naturales, las salsas siempre esconden altas cantidades de sodio. Reduce su consumo o, por ejemplo, cambia la salsa de soya por aminoácidos líquidos. ¡Hará mucha diferencia en tu dieta!
Reduce el queso
Soy culpable de echarle queso ¡a todo! Pero por más inofensivo que parezca, quesos como el ricota o el cottage tienen tanta sal como un Big Mac de McDonald’s. Ten cuidado. Mata los antojos con un pedacito por las mañanas.
Escoge los cortes fríos
Aunque el jamón de pavo o el jamón magro se recomiendan en las dietas de perder peso, debes fijarte siempre en las etiquetas. Los cortes fríos contienen más sal de lo que imaginas y pueden hincharte en un dos por tres. Busca marcas con bajo contenido de sodio o haz tus propios cortes en casa horneando o hirviendo las pechugas.
Mantén el régimen en restaurantes
Por si no lo sabías, los restaurantes tienen el deber de preparar tu comida sin sal, si así lo deseas. ¡Muchos no lo piden por pena o temor! Vigila cada platillo. Recuerda que todas esas grasas, salsas y adornos pueden esconder más sodio de lo que parece.