Cómo identificar si tu hijo tiene trastornos alimenticios y ayudarlo a superarlos

Soy mamá de dos futuras adolescentes y confieso que me preocupa que lleguen a padecer trastornos alimentarios. ¿Por qué? He conocido personas con dichos desórdenes y sé que pueden ser peligrosos y difíciles de tratar. Por otro lado, sé que el sobrepeso infantil tampoco es conveniente.

Por eso creo en la importancia de informarnos para identificar estas condiciones a tiempo, y así poder ayudar a nuestros hijos de la manera adecuada.

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Tratornos alimentarios: ¿Cuáles son los síntomas y/o cambios en la conducta de un niño o adolescente ante los que debemos estar atentas? El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos reseña algunos, entre ellos:

  • Comer porciones pequeñas o negarse a comer
  • Miedo a engordar
  • Baja autoestima
  • Cabello y uñas quebradizas
  • Forzar el vómito
  • Uso excesivo de laxantes o diuréticos
  • Hacer ayuno
  • Ejercitarse en exceso
  • Inflamación y dolor de garganta
  • Piel seca y de tonalidad amarilla
  • Irregularidades o desaparición de la menstruación
  • Sensación de letargo o cansancio
  • Frío constante

En cuanto a los atracones de comida y el comer emocional, el portal Familydoctor.org hace referencia a señales de alerta como:

  • Comer en respuesta a emociones
  • Ganar peso en exceso
  • Comer en exceso
  • Ocultar comida y/o envases vacíos de la misma
  • Remordimiento después de comer
  • Sentir la necesidad urgente de comer

Sobrepeso infantil: Dicha condición, según el portal KidsHealth.com, se suele determinar con base en el índice de masa corporal, IMC, una medida que se utiliza para calcular la grasa corporal. Para hacerlo, se divide el peso en kilogramos, entre el cuadrado de la estatura en metros, es decir: peso/estatura2.

Se habla de sobrepeso cuando el IMC varía entre 85 y 95 centiles, y de obesidad cuando la cifra es superior a 95.

Riesgos que se corren: La Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios de EEUU (NEDA, por sus siglas en inglés), explica que algunos riesgos derivados de esta clase de afecciones, además de la muerte, son la reducción de la densidad ósea, los problemas de insuficiencia cardiaca, la insuficiencia renal, las úlceras, la pancreatitis péptica, el estreñimiento y las caries dentales.

La obesidad, por otra parte, pueden ocasionar problemas como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, diabetes mellitus tipo II, enfermedad de la vesícula biliar y altos niveles de colesterol.

Pasos a seguir: Lo más importante, según la NEDA, es buscar la ayuda de un profesional capacitado. Aunque no hay una terapia única, se suelen emplear la psicoterapia y la atención médica y nutricional conjuntamente. Las terapias pueden ser individuales, grupales o familiares, y buscan enseñarles a las personas a vivir en armonía y de manera saludable con la comida y consigo mismas.

Imagen vía Corbis, Thinkstock