¿Alguna vez te has preguntado por qué tienes hambre luego de cenar? Aparentemente existen ciertas clases de comidas que estimulan el apetito aun cuando tengas el estómago lleno, convirtiéndose en el peor enemigo de las dietas.
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Tal vez es obvio para muchos, pero estos deliciosos alimentos realmente le juegan un "truco" a tu mente haciendo que comas el doble y hasta el triple. ¡Malas noticias para las que no podemos cerrar el pico!
Imagen vía Corbis Images
Batidos o jugos
Aunque las dietas liquidas están de moda, los jugos o batidos no ayudan a perder las libritas de más en sí. Cuando procesas los vegetales o las frutas estarías dejando a un lado la pulpa y la fibra, haciendo que en un par de horas tengas más hambre. Evita las subidas de azúcar que pueden ocasionar, agregándole a tu batido una cucharada de mantequilla de maní o proteína de suero de leche. Veras que te mantendrá satisfecha por más tiempo.
Alimentos salados
Esa “inocente” bolsa de papitas puede arruinar tu dieta más de lo que crees: al ser absorbidos rápidamente por el cuerpo, los alimentos salados alteran la insulina elevando tus deseos de comer algo dulce. Es como un ciclo que nunca para. Incluso si te llenas con un paquete entero de pretzels, sentirás la necesidad de atragantarte de helados o tortas. ¡Cuidado!
Cereales
La combinación de harinas blancas y azúcar en tu cereal puede ser peligrosísima si tratas de vigilar tu peso. Fíjate: comer esa “bomba” en las mañanas te lleva a sentir fatiga y hambre en unas horas causando que el cuerpo “juegue” con tus niveles de insulina. Si vas a desayunar cereal, trata de elegir uno con más de 5 gramos de fibra, menos de 5 gramos de azúcar ¡y siempre incluye proteína!
Sushi
El sushi puede llegar a ser saludable y hasta beneficioso para tu salud. Sin embargo, tendemos a comer de más cuando se trata de los famosos “rollitos” repletos de arroz blanco. Sí, son deliciosos, ¡pero evítalos! En una sentada te comerías fácilmente 30 gramos o más de carbohidratos simples (tres rodajas de pan blanco), que elevan tu insulina y te causan más hambre en un par de horas.
Pan blanco
Gracias a sus componentes, el pan blanco (al igual que la pasta) elevan altamente los niveles de insulina, haciendo que comas de más y que tu cuerpo acumule más grasa. Lo mejor es evitar el pan por completo o preferir las versiones integrales pero, ¿quién soy yo para decirlo? ¡El pan blanco es una de mis debilidades!
Alcohol
Ya va, antes de que me odies por esto, déjame explicarte: el alcohol no sólo es malo para tu salud por muchas razones, también puede convertirse en el peor enemigo de tu dieta. Las bebidas alcohólicas bajan los niveles de leptina, una hormona que te mantiene llena y sin hambre por más tiempo. Además, hace que desees carbohidratos para reponer lo que has “perdido” con cada copita. ¡Y acá hablo de los licores simples! Si te encantan las bebidas dulces o con jugos, la historia es aún peor.