La leche de almendras es deliciosa. La descubrí por accidente hace dos años cuando visitaba a una amiga vegetariana y, dudosa, la puse en mi café en la mañana. Casi me caigo de espaldas de lo rico que supo mi café.
Desde entonces, la compro religiosamente todas las semanas y yo, adicta a la leche de vaca, la he casi sustituido casi por completo. ¡No sabes qué buena digestión tengo ahora y cómo me ha ayudado a gozar de un vientre plano.
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La mayor ventaja de la leche de almendras es que tiene propiedades que mejoran tu digestión y reduce la cantidad de grasa que consumes en comparación la la leche de vaca.
Es totalmente de origen natural, vegetal y no contiene ninguna clase de aditivos, gluten, lactosa o colesterol que dañe tu cuerpo.
Algunos otros de sus beneficios son:
- Regula los niveles de colesterol alto y triglicéridos, por lo que mejora la absorción de grasas y azúcar.
- Mantiene tu corazón sano porque tiene grasas saludables que previenen la presión arterial.
- Te deja una piel preciosa. La leche de almendras tiene 50% de la cantidad recomendada de vitamina E diaria, la cual protege a tu piel de los efectos del sol.
- No requiere refrigeración. Así es, puedes llevarla de paseo a un viaje, en el auto o a tu oficina sin problemas. Se mantiene bien a temperatura ambiente.
- Tiene fibra soluble e insoluble, por lo que protege las paredes de tu intestino y el colon.
- Previene la inflamación abdominal, por lo que es una excelente opción a incorporar a tu dieta si lo que deseas es tener un vientre plano y una dieta baja en calorías.
Para que te des una idea clara de lo que hablo, un vaso de leche de almendras tan sólo contiene 70 calorías, mientras que un vaso de leche de vaca contiene 90. Te gusta ¿no?
Imagen vía Thinkstock