Cuando KatieRose Hamilton tiene un dolor de cabeza, no puede apelar al sencillo procedimiento de tomarse una aspirina y acostarse a dormir. Sus quebrantos están relacionados con una condición llamada neuralgia del trigémino, que la dejan incapaz de hacer nada más que quedarse muy quieta en una habitación a oscuras. Tal es el dolor y el sentido de impotencia con el que se ha descrito esta condición, que también se le conoce como la enfermedad del sucidio. Imagínate lo horrible que debe ser…
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La madre de KatieRose, Megan Hamilton, dice que cuando su hija está sufriendo de esos intensos dolores de cabeza, no hay nada que pueda hacer por ella.
"Cuando tiene esos ataques, sollozando agita los pies, gime y pide a Dios que haga que eso termine", dice la mamá de KatieRose." Es horrible. Y lo único que puedo hacer acostarme a su lado y llorar con ella" .
La neuralgia del trigémino (NT) produce un intenso dolor, a veces acompañado de ardor y sensación punzante. El nervio trigémino es uno de los de más amplia distribución en la cabeza y estos dolorosos episodios pueden durar horas, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares.
Esta neuralgia puede ser tan dolorosa que ha recibido el apodo de "enfermedad del suicidio" porque en no pocas ocasiones lleva a quienes la padecen al suicidio en busca de alivio. Por lo general, afecta a personas mayores de 50 y, en mayor grado, a mujeres.
"¿Sabes esos cuchillos de cocina gruesos?", dice KatieRose. "Se siente como si alguien estuviera apuñalando un lado de mi cabeza con uno de esos cuchillos por dos o tres horas. Y no hay nada que pueda hacer".
Con frecuencia, los dolores dejan a KatieRose con "niebla cerebral", incapacitada para resolver problemas de matemáticas simples o leer una frase.
Para encontrar alivio, los Hamilton han intentado todo, desde medicamentos hasta cirugía cerebral. El martes, KatieRose se sometió a una cirugía cerebral en el Centro Médico de la Universidad de California, en Irvine. Es su segunda cirugía de cerebro en dos años. Una operación previa en el Centro Médico Johns Hopkins ayudó a aliviar su dolor, pero sólo durante ocho meses. Después de ese periodo, "el dolor regresó y la golpeó con la fuerza de un tren de carga", dijo la madre. "Los ataques fueron de hasta tres horas de duración".
La madre de la adolorida KatieRose tiene esperanzas de que esta segunda operación libere a su hija del tormento en el que vive. Pero la verdad es que nada puede garantizar que los dolores cesarán por mucho tiempo.
La cirugía se considera exitosa si detiene el dolor de seis a 10 años. La madre conoce a alguien que ha estado sin dolor durante 23 años, pero también a otros a quienes el dolor les ha regresado tras unos pocos meses.
La paciente y la familia ruegan porque aparezca una cura… antes de que KatieRose llegue a la conclusión de que vivir así no vale la pena.
Imagen vía KatieRose Hamilton/Facebook