¿Será que hay algo más fastidioso que la tos? No me refiero a la tos preocupante, esa que no se va por meses y que es una señal de alarma importante, tampoco la que da la sensación de que no se puede respirar, como la que tienen los niños con asma u otras afecciones respiratorias. Estoy hablando de la tos que queda después de un buen resfriado o gripe. Afortunadamente, tengo un par de amigas que saben más que una abuela en cuanto a remedios caseros y me han dado unas recetitas que funcionan de verdad, verdad. ¡Me consta! Aquí te las paso.
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Cataplasma de mostaza. Hay que mezclar una parte de polvo de mostaza con dos partes harina. Agrégale agua poco a poco hasta formar una pasta. Colócala sobre una servilleta y dóblala a la mitad. Pon vaselina sobre el pecho para proteger la piel y aplica el cataplasma. La primera vez que lo haces debes estar pendiente de irritaciones.
Jarabe de vinagre de manzana. Consiste en mezclar media cucharadita de vinagre de manzana y media cucharadita de miel de abeja. Se revuelve bien y se toma. Se puede repetir cada dos horas.
Té de jengibre. Ralla una tajadita de jengibre y ponla en una taza de agua hirviendo. Déjala reposar por al menos cinco minutos. Cuélala y agrégale miel de abeja. La puedes tomar hasta tres veces la día.
Té de eucalipto. Rompe una hoja en pedazos pequeños y colócala en un tazón grande. Cúbrela con agua hirviendo, tapa y deja reposar durante 5 minutos y añade un poco de miel, si quieres. Los niños menores de 6 años deben beber sólo tres tazas al día, mientras que los adultos pueden tomar hasta cinco.
Estos remedios no deben ser sustitutos de una visita al médico. No descuides tu salud ni la de los tuyos
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