Te tenemos una buena noticia: es posible que hayas heredado un metabolismo lento, pero no estás condenada a eso. Es posible engañar el cuerpo para que queme calorías más eficientemente, sobre todo si vas al gimnasio. Toma control de tu metabolismo convirtiendo estos trucos en parte de tu rutina.
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Auméntale una rayita. La próxima vez que corras, nades o camines, aumenta la intensidad por intervalos de 30 segundos y luego regresa a tu velocidad normal después. Esta estrategia te ayudará a consumir más oxígeno y a que tus células trabajen más duro para quemar energía.
Haz un poco de músculo. El músculo pesa más que la grasa y también utiliza más energía. Una mujer promedio, de unos 30 años, que entrene de 30 a 40 minutos dos veces a la semana durante cuatro meses, aumentará su metabolismo en reposo en 100 calorías al día.
Pilla tus ácidos grasos omega- 3. ¿Por qué se recomienda comer mucho pescado rico en ácidos grasos omega- 3 (salmón, arenque y atún)? Porque ayuda a regular el metabolismo. Es recomendable tomar suplementos de omega 3. Y si te molesta devolver el sabor a pescado de esas tabletas, prueba el aceite de linaza, las nueces o los huevos.
Adopta el té verde. Se sabe que el té verde tiene poderes antioxidantes. Pero ahora se sabe que su ingrediente activo, la catequina, puede acelerar el metabolismo. Si bebes cinco vasos de té verde al día, puedes aumentar tu gasto de energía por 90 calorías al día.
No recortes esas calorías. Uno de los aspectos más frustrantes de la dieta es quitarse demasiadas calorías. El truco para mantener tu metabolismo acelerado es comer las calorías suficientes para al menos igualar tu tasa metabólica en reposo (lo que quemarías incluso si te quedaras en la cama todo el día). Eso es alrededor de 1.330 calorías para una mujer de 40 años de edad .
Disfruta la "postcombustión". En un fenómeno conocido como exceso de consumo de oxígeno post-ejercicio, tu cuerpo puede tomar horas para recuperarse de un entrenamiento fuerte (tan intenso que no se puede mantener una conversación) y volver a su anterior tasa metabólica en reposo. La parte buena es que tu cuerpo está quemando más calorías de lo que normalmente haría, incluso después de haber terminado el ejericicio.
Asegúrate de tomar tu desayuno. Una comida rica en nutrientes por la mañana (como la avena con almendras y bayas o una tortilla de espinacas y feta con una rebanada de pan integral tostado) poco después de salir de la cama, literalmente, despierta tu metabolismo.
Haz varias comidas al día. Tomar varias comidas ligeras durante todo el día es una estrategia probada para ayudar a frenar el hambre y comer menos calorías en general.
Elimina la grasa trans. Las grasas trans retrasan la capacidad del cuerpo para quemar grasa y también pueden crear resistencia a la insulina, lo que paraliza el metabolismo y puede causar aumento de peso.
Prefiere los productos orgánicos. Las frutas, verduras y granos cultivados sin pesticidas mantienen tu sistema de quema de grasa funcionando a toda vela porque no exponen tu tiroides a las toxinas.
Piensa en proteínas. Tu cuerpo digiere las proteínas más lentamente que la grasa o los hidratos de carbono, por eso al consumirlas te sientes llenos por más tiempo. Además, el cuerpo utiliza alrededor del 10 por ciento de tu ingesta de calorías durante la digestión. Por lo tanto, toma más tiempo quemar proteínas que carbohidratos o grasa.
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