"Me llamo Kesha, tengo 34 años y me encanta comer papel higiénico", así dice, con absoluto aire de normalidad, esta mujer mientras mira a la cámara y consume bocados del mencionado producto de aseo como si fueran pedacitos de algodón de azúcar.
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Kesha come medio rollo de papel higiénico al día. En previsión de que pudiera faltarle, lo guarda en bolsas plásticas que mantiene en su cartera. También mantiene una buena provisión en la guantera de su carro y ya no digamos en casa, donde apila los rollos no vaya a ser que le falte y entonces sí que sea un problema.
Ella consume su insólito bocadillo favorito en todas partes. En el coche mientras conduce, mientras ve televisión y en el cine, donde dice que lo hace sin disimulos porque la oscuridad favorece el extraño hábito.
Su madre y su hermana Jennifer viven muy incómodas con esta adicción de Kesha, que adquirió en su infancia cuando estaba en sexto grado; y están tratando de ayudarla a que la deje.
Kesha se ha hecho muy conocida desde que apareció en el show "Mi extraña adicción".
No es la primera vez que se sabe de un caso así. El año pasado la prensa difundió la historia de una joven argentina llamada Micaela, que desde los seis años consume papel higiénico compulsivamente.
Micaela sufre de una enfermedad conocida como "Pica": un trastorno alimentario que implica el deseo compulsivo de comer sustancias no nutritivas y poco usuales como es el papel higiénico.
Según dijo en televisión, Micaela consume desde los seis años este tipo de papel, a escondidas de familiares y amigos. Y agregó que prefería comer papel de baño antes que carne asada. "El papel me quita el apetito, siento que me llena. A veces puede ser un rollo, a veces uno y medio. En tres horas me termino uno".
Al parecer, el extraño hábito que adquirió se debe, en gran parte, a su infancia traumática, con un padre violento y alcohólico; se escondía en el baño para no sentir miedo y allí empezó a masticar papel higiénico. Nunca pudo dejarlo.
Imagen vía Thinkstock
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