¿Qué podemos hacer cuándo la voluntad flaquea? Los expertos han descubierto varias estrategias útiles para aumentar la determinación de cambiar hábitos y mantenerla en el tiempo.
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Usa la mano contraria a tu lado dominante Se ha demostrado que basta con pequeños cambios en hábitos cotidianos (por ejemplo, lavarnos los dientes durante varios días con la mano contraria a la que solemos usar), para fortalecer la voluntad.
Tensa los músculos Una doctora ha descubierto un curioso truco para ejercer el autocontrol: si cuando notamos que se nos hace la boca agua ante un pastel, tensamos los bíceps o los músculos de la mano durante un minuto, nos resultará más sencillo evitar la tentación.
La mente y el cuerpo están tan estrechamente unidos que simplemente apretando los músculos se puede activar la fuerza de voluntad.
Exponte a la tentación. Aunque puede parecer contradictorio, para aumentar la fuerza de voluntad es mejor exponerse a tentaciones reales. Está comprobado que si una persona está a dieta, fortalecerá más su voluntad si tiene pasteles o caramelos en la cocina, al alcance de la mano, y evita comerlos, que cuando solamente ve imágenes de chocolate y golosinas en las revistas o en la televisión.
Distráete. La distracción también es una buena estrategia. Si canturreamos o pensamos conscientemente en otra cosa cuando algo nos tienta, nos costará menos controlarnos.
Uno a la vez. Cumplir a la vez varios objetivos que exijan mucho autocontrol puede resultar casi imposible. Hay varias actividades que pueden agotar rápidamente nuestra fuerza de voluntad: resistirnos a probar ciertas comidas o bebidas, reprimir respuestas emocionales, hacer un examen, dormir poco y tratar de impresionar a alguien. Por lo tanto, es mejor no hacerlas todas a la vez.
Cinco comidas al día. Cuando nos falta glucosa en sangre nuestra capacidad de autocontrol se resiente. De ahí que los expertos recomienden no saltarse ninguna comida para conservar la fuerza de voluntad que necesitamos para hacer ejercicio físico, dejar de fumar, estudiar, adquirir algún hábito como ir en bicicleta al trabajo, e incluso perseverar en una dieta de adelgazamiento.
Afina la meta. Lo mejor es no fijarse el objetivo de perder una libra por semana, porque el peso depende de muchas cosas que podrían fuera de tu control en el corto plazo entre cada vez que te pesas. Lo mejor es centrarse en qué es lo que se come y el ejercicio que se hace, en vez de en el peso que se pierde. A largo plazo, habrá una reducción del peso, así como de las oportunidades de sentir frustración.
Toma agua. Recuerda que, a veces, confundimos el hambre con la sed. Cuando sientas un ataque de ansiedad, tómate un inmenso vaso de agua. Calmará tu estómago y te apartará del peligro.
Imagen vía Thinkstock