Karyna Douglas encontró su motivación para transformar su vida después de una terrible llamada telefónica en la que tuvo que enfrentar la terrible realidad: tenía 22 años, medía 1.70 de altura y pesaba 136 kilos.
Fue cuando esta mujer decidió unirse a las fuerzas armadas que notó que su sobrepeso afectaría su oportunidad, pero los problemas familiares y emocionales la llevaban siempre a la comida…
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En ese entonces Douglas tenía un trabajo de medio tiempo en Portland, Oregon, no pudo sacar un préstamo para estudiar y tenía muchos problemas familiares por lo que su salida fue la comida rápida durante el día y dulces, muchos dulces, durante las noches.
Después de que una llamada telefónica donde el centro local de reclutamiento de la Marina le preguntó "¿Pesa usted más de 72 kilos?" y la respuesta fue positiva, Douglas se sintió fatal con su persona.
"No me había dado cuenta de lo grande que estaba en realidad", declaró la mujer, por lo que tomó la decisión de comenzar a correr todas las noches por su vecindario.
Unos meses después asistió al centro de reclutamiento de la Marina en persona, uno de los soldados le habló de un programa de ejercicios matutinos del ejército para posibles reclutas. Con un amigo, asistió al programa.
"No parece mucho ahora, pero en su momento, Dios mío, me hizo vomitar", recuerda la mujer que ahora tiene un cuerpo completamente diferente.
"Sólo pensé, si realmente lo quiero, tengo que intentarlo", declaró Douglas y comenzó a despertarse todos los días a las cuatro de la madrugada para llegar al programa, donde corría 4 millas todos los días, asistía al gimnasio y después iba a trabajar. Hacia saltos de tijera, ejercicios de escalada y lagartijas.
Eliminó por completo de su dieta la comida rápida, alimentos fritos y refrescos, así como limitó su consumo de dulces. Una semana evitaba los carbohidratos, otra semana dejaba de comer carne y comenzó a ver resultados.
Hoy Douglas ha bajado 50 kilos -más de 100 libras- y ya es parte del ejército. "Pasaba meses sin bajar de peso. Era tan frustrante", recuerda la mujer que quiso tirar la toalla muchas veces, pero que su perseverancia finalmente pagó.
"Miéntete a ti mismo", aconseja la chica. "Me encanta esta sensación. Te encanta estar cansada. Amas estar adolorida. Esto es lo que quiero".
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