Adelgaza dejando de comer por razones emocionales siguiendo estos sencillos pasos

El comer por razones emocionales es una de las principales causas del sobrepeso y desafortunadamente, no se puede resolver simplemente con dieta y ejercicio. Para cambiar este comportamiento, es esencial tener autocompasión y un espacio seguro para sentir las emociones que conllevan a comer en exceso. He aquí lo que puedes empezar a hacer si tienes la tendencia a comer por rezones emocionales.

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Identifica las situaciones y emociones que causan el comportamiento. El primer paso es detectar en qué momentos y qué emociones te hacen comer por razones emocionales. ¿Te da hambre de momento cuando estás bajo estrés? ¿Sientes ganas de comer comidas altas en sal, azúcar, harinas y/o grasas saturadas cuando te sientes triste, ansiosa, preocupada o sola?

El comer por razones emocionales también sucede a causa de emociones positivas. Por ejemplo, puede pasar cuando quieres celebrar un logro o compartir con seres queridos, o simplemente por diversiónpara romper con la monotonía. Observa tus tendencias sin juzgarte, y toma nota en tu mente.

Aprende a distinguir el hambre emocional del hambre física. Una vez tengas una idea clara acerca de las situaciones que ocasionan este comportamiento en ti, enfócate en sentir el origen de tu hambre. El hambre emocional normalmente surge de momento y viene acompañada con un sentimiento de urgencia. A menudo es un hambre por un tipo de comida en específico. Quizás sientes deseos de comer comidas que asocias con experiencias positivas, o comidas altas en azúcar, sal, harinas y/o grasas saturadas.

El hambre física surge de una manera gradual. Si la sientes, normalmente tienes tiempo para elegir lo que vas a comer sin caer en la desesperación. No sientes unos desesos obsesivos por comer un tipo especíifco de comida. Puede que quieras comer algo en específico, pero si no lo tienes a tu alcance, no sientes carencia.

Date al menos cinco minutos para sentir lo que está pasando dentro de ti antes de comer. No comas por impulso ni de forma automática. Cuando sientas hambre date tiempo para identificar el origen de tu hambre. Si has estado pasando por las situaciones que normalmente provocan hambre emocional (y comiste hace una hora), entonces es probable que estés sintiendo hambre emocional.

Come con calma. El hambre emocional se puede mezclar con el hambre física. Por eso, es esencial que siempre comas con calma. El cerebro necesita tiempo para registrar la saciedad. Si comes con calma, será más fácil evitar que sigas comiendo una vez estés llena.

Alimenta tu hambre emocional con la atención que necesitas y no con comida. El hambre emocional no se puede satisfacer con la comida. Cuando te des cuenta que estás sintiendo hambre emocional date la atención necesaria. Si estás estresada, date una experiencia de relajación. Si te sientes triste o sola, busca apoyo de una persona que te quiera o recuerda un momento feliz de tu vida.

Si te sientes ansiosa, respira profundamente y date tiempo para sentir tu propia fe y fuerza interior. Si sientes dolor emocional, date tiempo y espacio para llorar. O si te sientes aburrida, haz algo divertido como escuchar música, ver una comedia o jugar con tus hijos. En fin, date tiempo, espacio y permiso para sentir tus emociones de maneras saludables.

Establece una disciplina de sentir tus emociones de maneras saludables. El comer por razones emocionales sucede cuando no nos damos tiempo ni espacio para lidiar con las emociones de maneras saludables. Date tiempo en tu vida para tener intimidad contigo misma, sentir lo que estás sintiendo a diario y expresar tus emociones sin hacerte daño.

Busca apoyo o ayuda profesional si te sientes fuera de control. El comer por razones emocionales a veces puede alcanzar niveles graves que requieren de ayuda. Si sientes que no puedes cambiar tu comportamiento, que tus emociones te agobian o deprimen demasiado, busca ayuda. Acude a una terapeuta,psicóloga, consejera, ministro/a o sacerdote, o busca el apoyo de una buena amiga.

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