Hoy corriste a la oficina, te tiene preocupada esa cuenta que no has pagado, tu hijo declaró que estudiará filosofía, te regañó tu jefe y llovió cuando traías sandalias.
El estrés forma parte de nuestra vida diaria y por desgracia, los efectos que tiene en nuestro cuerpo no estaban planeados por la madre naturaleza para la vida tan sedentaria que ahora llevamos.
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La respuesta inmediata del cuerpo ante el estrés es perder el apetito, ¡pero el estrés crónico lo incrementa!
El problema reside en que la conexión entre nuestro cerebro y cuerpo evolucionó para que nuestros ancestros lograran sobrevivir en las épocas de las cavernas. Hoy en día, la fuente de todo nuestro estrés no es un tigre dientes de sable, sino muchas veces algo peor… el banco.
Nuestro cuerpo libera hormonas cuando se siente estresado. "Estas hormonas nos dan el poder bioquímico que necesitamos para pelear o huir de nuestras amenazas", dice la doctora Elissa Epel, del departamento de psiquiatría de la Universidad de California.
La adrenalina y el cortisol son unas de ellas. Te llenan de energía; pero el cortisol puede causarte mucho apetito ¡y llevarte a comer más!
Antes de echarle la culpa al Creador, recordemos que este sistema funciona perfecto para cuando estamos reaccionando frente al peligro, es decir, cuando de verdad tenemos que correr o huir de algo.
Sin embargo, a menos de que vivas en una zona de guerra, estresarte sólo podría llevarte a engordar. Así que intenta estos 5 tips para relajarte y evitar que el estrés te engorde:
– Cuando algo negativo te ocurra, respira hondo y exhala con suavidad y lentamente. Concéntrate en lo que sientes en ese momento. Tal vez es ira, tal vez es enojo o frustración, y déjalo ir de tu cuerpo mientras expulsas el aire.
– Enójate o siéntete triste, pero no dejes que el tema te arruine el resto del día. Olvídalo. Si es algo irremediable déjalo ir, y no te preocupes "que a lo hecho, pecho".
– Métete a clases de meditación o yoga. Es increíble el resultado que obtienes en tan sólo unos días.
– Agradece todos los días por las mañanas las bendiciones que tienes. Agradece a tu familia, tu salud, inclusive aunque tengas muchos problemas, agradece a la vida estar aquí y ahora.
– Date 15 minutos al día donde no pienses en nada. Vacía tu mente y pasea por algún lugar que te guste.
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