Confieso que yo también soy culpable. Desde que ocurrió el tiroteo en el Sandy Hook Elementary School, en el cual murieron 26 personas incluyendo 20 niños. He caído en la trampa de hablar demasiado sobre las pistolas y las armas de fuego automáticas. Y aunque no me siento 100 por ciento culpable de hablar y pensar que realmente tenemos que controlar el acceso a las armas, me doy cuenta que ese no es el único, ni el más importante tema sobre la mesa.
Estoy convencido que por primera vez en la historia, quizás este trágico tiroteo es el que nos abrirá los ojos para comenzar la conversación abierta y sincera sobrelos problemas de la salud mental y los recursos que existen o de que carece nuestra sociedad norteamericana.
Así nos lo recuerda Liza Long, quien en su post titulado en inglés 'I am Adam Lanza's mother' (Soy la madre de Adam Lanza), se refiere a una realidad que le toca muy personalmente como madre de un niño de 13 años absolutamente brillante y dulce, pero que tiene arranques de ira que la hacen a ella temblar y temer por lo que pueda pasar. Long habla de su desesperación al no sentir que exista el apoyo necesario y servicios de salud mental para que ella pueda ayudar a su hijo adolescente.
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He escuchado a tantas personas buscando culpables: la madre, las pistolas, el NRA (Asociación Nacional del Rifle en EEUU), la falta de seguridad en las escuelas, la violencia de los vídeo juegos, etc. La lista es extensa. Pero muy pocos hemos sido capaces de identificar que existen niños, jóvenes y adultos en nuestra sociedad que necesitan atención por problemas graves de la salud mental. Es como si fuera una enfermedad que no tiene tratamiento o que preferimos no identificar para que no seamos víctima del estigma asociado a todo lo que pueda percibirse con el "estar locos".
Lo que realmente me parece loco, es que vivamos en una sociedad tan sofisticada y con tratamientos para todo tipo de enfermedades graves, pero aún no hemos identificado las múltiples enfermedades de la salud mental como algo serio y que también requieren atención profesional. Desafortunadamente, los mismos políticos que hoy están hablando en todos los canales diciendo "tenemos que hacer algo", son los que recortan programas de la salud mental que son muy necesarios a nivel nacional y local.
¡Sí, tenemos que hacer algo! Pero ese algo requiere educación, recursos y que dejemos hacia un lado los tabúes y la ignorancia asociada a los temas de la salud mental. De lo contrario, seguiremos viendo más tragedias como la que hoy nos entristece tanto.
Que Dios tenga misericordia de nosotros, nos dé la sabiduría para buscar verdaderas soluciones y que tenga a las víctimas de estas tragedias en sus brazos amorosos.
Imagen vía Getty Images