¿Sabes lo que es el parálisis de Bell? A mí me dio y ¡fue horrible!

Para celebrar el cumpleaños número 60 de mi madre, mi hermana y yo decidimos invitarla a Nueva York. Hacía muchos años que mi mamá no visitaba la ciudad y nos emocionaba mucho la idea de pasar un fin de semana largo juntas. Teníamos todo listo, pero el día antes de nuestro viaje, me desperté sintiéndome muy rara, pero asumí que era cansancio. En el transcurso del día comencé a sentir que la mitad de la cara se me estaba adormeciendo. Luego, una compañera de trabajo me dijo que mi cara se veía rara. 

Corrí al baño a verme en el espejo y me di cuenta que la parte derecha de mi cara no estaba haciendo lo que le pedía. No podía cerrar mi ojo derecho, no podía parpadear y tenía una media sonrisa. Lógicamente, me asusté y pensé que me estaba dando un derrame cerebral. 

En el hospital, me dijeron que tenía todos los síntomas de una condición llamada parálisis de Bell, algo que yo jamás había escuchado y no tenía ni idea que era. Básicamente, se trata de la debiltación de los músculos en una parte de tu cara por un daño a los nervios causado por una infección viral. O, por lo menos, eso es lo que se cree. 

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Cuando supe qué era, lo que más me importaba es cuánto tiempo me duraría. Lamentablemente, la respuesta no fue muy buena. Aunque el parálisis de Bell llega de manera totalmente repentina, le gusta quedarse una cuantas semanas. Yo lo tuve por unas seis semanas y puedo asegurar que fueron una de las más miserables que he tenido en mi vida. 

Además del dolor punzante detrás de la oreja y en la cara, me pasé mucho tiempo con un parche de pirata en el ojo paralizado para mantenerlo hidratado y evitar que me entrase cualquier cosa ya que no podía parpadear. 

Aunque con el tiempo me curé, mi cara nunca volvió a ser la misma. La mayoría de la gente ni se da cuenta, pero yo sí y no me gusta nadita. Por otro lado, siempre estaré agradecida de que la parálisis no fue permanente–lo cual es posible-, pero poco común.

Imagen vía Roxana A. Soto