No sé si a ti. Pero en lo que llega noviembre y mi vida se vuelve un torbellino. La locura que me da por hornear galletas y panes. Los entrenamientos de fútbol y basquetbol de mis hijos. Los preparativos para Acción de Gracias. Los cumpleaños de mis hijos, seguiditos, el primero este mes y el otro en diciembre. La lista de regalos. Las tarjetas de Navidad. Las compras. Decorar la casa para las fiestas. La familia que viene a visitarte. Y a mí que lo que me provoca es gritar, como Mafalda ¡paren el mundo que me quiero bajar!
De sólo leer esta lista interminable ya estoy cansada. Y si meto todos esos ingredientes en una licuadora, lo que resulta es nada más y nada menos que ese enemigo silencioso que se llama ESTRÉS. Y como tengo que seguir, pues no me queda otra que combatir el bendito estrés de manera que pueda salir ilesa de esta temporada. ¿Cómo lo logro? Aquí te dejo mis trucos infalibles:
- Identifica las causas de tu estrés: el jefe que te hace la vida de cuadritos, la cantidad de cosas que empiezas a hacer y que nunca terminas, tu hijo adolescente que se está rebelando contra el mundo y contra ti. El primer paso para manejar el estrés es saber qué lo ocasiona.
- Vive el momento: Preocúpate hoy por lo que tienes que hacer hoy. Mañana es otro día. Acción de Gracias es el mes que viene y para Navidad todavía faltan dos meses. Haz hoy lo que tengas que hacer hoy y mañana lo que tengas que hacer mañana. Recuerda siempre que cuando amanece, siempre es un nuevo día.
- Aprende a respirar profundo: No te agobies que todas estamos igualitas. Tu sí puedes y ninguna de esas situaciones o personas que te causan estrés son más fuertes que tu. Respira. Relájate.
- Haz una lista diaria de las cosas que tienes que hacer: Hacerla toma un minuto y te puedes ahorrar horas. Cuida, eso sí, que la lista sea realista y ve tachando cuando hayas hecho lo que tenías que hacer. Un detalle: a mí me funciona mejor si hago mi lista en un cuadernito que cargo en mi bolso. No me resulta si la hago en mi laptop o en mi teléfono. Nada como la sensación de ir tachando.
- Si eres de las que le gusta mortificarse, asúmelo: Digamos que de ahora en adelante vas a limitar el tiempo para preocuparte y lo harás por 5 minutos y dos veces al día. No más. Así tendrás control sobre tu mortificación y estarás dando un paso en el manejo de tu estrés.
- No te preocupes, ocúpate: Si estás ansiosa o angustiada, tiendes a no hacer las cosas. Si estamos de mal humor, tendemos a gritar. Nada de eso ayuda. De nuevo, respira profundo. Si algo te preocupa, actúa serenamente y ocúpate en resolver. Un día a la vez.
- Echa tu lloradita: Nada como las lágrimas para liberar tensiones.
- Ejercita tu cuerpo: Esta es una de mis técnicas favoritas. Está comprobado que el ejercicio físico es una de las mejores formas de combatir el estrés. Yo retomé mis caminatas y el día que no camino el cuerpo me lo pide. Aparta media hora al día para caminar y verás como disminuye la ansiedad, aumenta tu energía y te mejora el carácter. ¡Muévete!
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