Mis hijos volvieron a la escuela hoy. Mi hija está en primer grado y por lo general también le empaco su almuerzo. Pero el año pasado, en kínder, me pidió a comer en la cafetería en muchas ocasiones, especialmente hacia el final del año escolar. Nada en contra de la comida en la cafetería de su escuela, pero prefiero que coma lo que le envío, porque puedo asegurarme que sea lo más saludable posible. A pesar de que todavía le falta para ir a una escuela con máquinas expendedoras, espero que éstos estén prohibidos cuando le toque ir.
Especialmente ahora que resulta que un nuevo estudio, publicado en línea en la revista Pediatrics, ha encontrado que los niños que viven en estados con regulaciones estrictas sobre la venta de comida chatarra y las bebidas azucaradas en las escuelas escuela ganan menos peso que otros estudiantes.
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El estudio analizó datos de más de 6.000 estudiantes de quinto a octavo grado en 40 estados. Algunos estados tienen leyes muy estrictas que regulan la venta de comida chatarra– la que se vende en máquinas expendedoras, tiendas escolares y en los proyectos de recaudación de fondos–y algunos otros no tienen ninguna ley en absoluto. Seis estados tienen leyes estrictas, siete tiene leyes débiles y en 27 no hay ninguna ley que se encargue de regular la comida chatarra en las escuelas.
Además de encontrar que los niños en los estados con fuertes regulaciones con respecto a la comida chatarra ganaron menos peso que aquellos que no tienen leyes, el estudio también encontró que los niños en los estados con fuertes reglamentos que ya eran obesos en quinto grado tuvieron más probabilidades de haber alcanzado un peso saludable para el octavo grado, gracias – quiero imaginar – a las estrictas leyes contra la comida chatarra en las escuelas en sus estados.
A los críticos–en su mayoría de la industria de envasado de alimentos y los distritos escolares que hacen dinero con la comida chatarra–les gusta afirmar que lo que comen los niños en la escuela es sólo un pequeño factor en su entorno global de alimentos y las leyes de regulación de comida chatarra en realidad no cambia nada en absoluto.
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Bueno, creo que este estudio demuestra que están equivocados. Además cualquier táctica que ayuda a nuestra lucha nacional contra el problema de la obesidad infantil que estamos enfrentando es un paso en la dirección correcta. Esperemos que más estados sigan el ejemplo ahora que tienen los resultados de este estudio.
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Imagen vía derekv2/flickr