
Las posibilidades de que un bebé se meta algo inapropiado en la boca son infinitas. Recuerdo cuando mis hijos gateaban como estaba obsesionada con que no hubiese nada pequeñito al alcance de sus manitos curiosas, pero como padres muchas veces quedamos indefensos cuando el peligro es justamente la comida. Esto fue lo que le pasó a una familia en Australia, cuando una niñita de un año casi se muere asfixiada con una papa frita que, -como dirían en mi tierra-, se le fue por el camino viejo.
En el vídeo puede verse claramente el terror por el que pasaron los padres. Cuando la papa se le atascó la chiquita comenzó a ponerse azul y obviamente era incapaz de respirar. Los papás desesperados la llevaron a la caja, donde todos los presentes trataron de ayudarla.
De acuerdo al Huffington Post, la emergencia fue tan grande, que una mujer se bajó de su auto en el drive-through, para darle primeros auxilios. Eventualmente, alguien llamó al 911 de allá y una operadora especializada les dijo qué hacer paso a paso, hasta que salió la papa.
Una vez llevada al hospital, los médicos descubrieron que la chiquita había sufrido una convulsión cuando estaba comiendo y eso fue lo que provocó que la papa la ahogara. Una verdadera pesadilla.
A mi me pasó algo parecido con mi hijo mayor que, cuando tenía un año y medio, se ahogó comiendo una manzana. Afortunadamente, yo había tomado un curso en primeros auxilios para niños menores de ocho años y sabía qué hacer. Esas fueron las clases más importantes de mi vida, pues me permitieron salvarle la vida a mi niño.
Si quieres más información sobre qué hacer en caso de ahogamiento o asfixia, haz click aquí. Y de verdad que vale la pena que hagas el curso, hay sitios donde lo dan en español si no entiendes bien inglés. ¿Te animas?
Mira el vídeo:
Embedded content: http://youtu.be/RYxdfcCrFAo
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Imagen vía sun dazed/flickr