Tener la casa bajo control, limpia y ordenada cuando nadie puede salir y está toda la familia junta todo el tiempo puede parecer una tarea imposible. Sin embargo, con un poco de buena disposición, planificación y mucha buena voluntad, se puede mantener el hogar en buen estado. No te vamos a decir que es fácil, pero con los consejos y técnicas que hemos recopilado verás que lo vas a lograr, ya sea que vivas sola, con tu pareja, con niños chicos, grandes o hasta con los mayores.
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El primer paso es tener claro qué se necesita hacer para que las cosas en la casa estén lo suficientemente más organizadas para mantener su salud pública y mental. Ajusta tus expectativas a la realidad del momento que vivimos. No todos tenemos la misma idea de qué es un espacio ordenado o limpio. Los que están pasando esta etapa juntos necesitan de decidir juntos cuál es la meta.
Una vez que lo logren podrán poner en marcha estos consejos que te ofrecemos a continuación. La meta no tiene que ser que el suelo esté tan limpio que se convierta en un espejo. Tampoco que todo esté impecable, sino que compartan un espacio en el que todos puedan estar tranquilos y unidos, que es lo más importante.
Hacer una lista de las tareas diarias.
Lo más importante al comenzar cualquier tarea es tener claro cuáles son los objetivos que tienes que completar y qué necesitas para lograrlo. También, con quiénes cuentas y qué tienes a la mano para conseguirlo. Haz una lista y marca la frecuencia con la que se deben hacer las tareas. También es posible que tengas en tu mente cómo y quiénes en tu familia pueden ayudar.
Estudia los hábitos de tu familia.
Si tu pareja, hijos, padres o suegros viven contigo es posible que tengan costumbres que ayudan o por el contrario, complican mantener el hogar limpio y ordenado. No te empeñes en que cambien sus hábitos, mejor piensa en cómo pueden colaborar unos con otros.
Prohíbe el uso de zapatos dentro de la casa.
Ya que se debe salir lo menos posible, pues no es necesario que sigan esparciendo el sucio de la calle dentro del hogar. Además, ayudará a que haya menos cosas regadas por todas partes. En el caso de los que sí deben ir a trabajar, pasear el perro o hacer las compras básicas, haz que se los quiten afuera de casa y desinféctalos si deben meterlos dentro.
Designa un espacio para los artículos que vienen de afuera.
Coloca allí una estación de desinfección. Esto ayudará a evitar que contaminen tu casa y además te permitirá mantener el piso más limpio que de costumbre. Por otra parte, esto servirá para que las cosas que necesitan para salir estén en el mismo lugar todo el tiempo y no anden dando vueltas por todos lados.
Repartir las obligaciones entre todos los integrantes de la familia.
Crea una lista de tareas según la frecuencia.
Hay tareas que deben hacer todos los días, como ordenar los espacios comunes, limpiar la cocina y desinfectar las cosas que se tocan mucho. Eso incluye los interruptores, las manijas de las puertas y los grifos. Las tareas semanales incluyen limpiar el baño, cambiar las sábanas, los suelos y la nevera, entre otras cosas. Una vez al mes debes limpiar los marcos de las puertas, las ventanas y debajo de los muebles. Esta debe ser la frecuencia con la que se asean.
Prepara un calendario.
Puedes establecer los días y las tareas escribiéndolas de colores diferentes. Además, marca allí qué hará cada quien. Un recordatorio visual hará que las cosas se hagan cuando debe ser y se reducirán los malentendidos. Si está escrito nadie podrá decir que no lo sabía.
Establece rutinas claras.
No es mala idea tener un horario para hacer algunas cosas y acordar entre todos una hora en la que ciertas tareas deben estar listas. Por ejemplo, si cada quien se está levantando a una hora diferente, acuerden que al mediodía quedará la cocina totalmente limpia de los utensilios usados en el desayuno. También, que a las 3:00 de la tarde no haya nada regado que tenga que ver con la escuela.
Crear un sistema de premios y consecuencias.
Considerando que las opciones son pocas, puede ser algo como que el que tenga la habitación más bonita escoge la película que verán a la noche en familia, se puede quedar despierto una hora más tarde o tendrá una hora extra de acceso al celular. Si estamos hablando de un adulto, el que mejor haya hecho las cosas al final de la semana podrá dejar de hacer una de sus tareas y el que lo hizo peor tendrá que asumir esa responsabilidad.
Intenta que cada quien se responsabilice de su espacio personal.
Hasta los niñitos de un año pueden aprender a poner algunos juguetes en una cesta. Mientras más grandes son, más responsabilidades deben tener. No respondas a las quejas o hasta gritos, es normal que todos estén nerviosos y alterados con el cambio tan grande de rutina. Si se descontrolan, manten la calma y ten conversaciones constructivas.
Convence a todos de que hagan sus camas.
No hay nada más eficente para anclar nuestra mente y la sensación de orden que tener la cama arreglada y linda. Es un ejercicio que también servirá para crear una rutina y sensación de normalidad. Al hacerlo cada mañana, todos podrán empezar el día de la misma manera y hasta con esperanza. Si tus niños no pueden hacer sus camas, sencillamente hazlo tú con ellos. Si ya caminan hasta le puedes dar un almohadón para que ellos le den el toque final.
Designen lugares fijos para las cosas que más se usen.
Los artículos de trabajo pueden estar en el rincón que hayas designado para hacerlo. Si tu espacio es pequeño y debes usar la mesa de comer, crea un bolso o una caja donde tengas todo junto y ordenado. Lo mejor es que no te volverás loca buscando lo que necesitas.
Entrena a los miembros de tu familia a asumir responsabilidades.
Por muy pequeños que sean los chicos, o si tu pareja jamás se ha acercado a la lavadora, es hora de que todos colaboren. Estás ante una oportunidad fantástica para que tus seres queridos aprendan a valerse por sí mismos, siempre a su nivel, claro. Los más pequeños podrán separar la ropa según el color. Los más grandes pueden limpiar y aspirar.
Convierte el orden en algo divertido.
Las peleas y el mal humor sólo complica las cosas. Incluso, si tú estás pasando por momentos difíciles, no hay nada que una canción animada o un juego no alivie, aunque sea por un momento. Además, las cosas que se enseñan con una sonrisa entrarán más fácilmente. Haz todo lo que puedas con tu familia.
Designa un día para cocinar en familia.
Lo ideal sería cada noche, pero sabemos que no es fácil. Sin embargo, una vez a la semana pueden organizar una actividad culinaria, que además puede que te rinda para otros días. Por ejemplo, hacer una salsa de tomate y carne molida, como la boloñesa, te servirá para pasta, un pastel con puré de papas y un arroz con verduras.
Aprovecha para deshacerte de lo que no usan.
Puedes hacer tres cajas en las que pongas cosas para donar, para vender y para la basura. Idealmente, deberías guardar, por ahora, lo que quieras donar a la familia, amigos o a algunas organizaciones. Lo que desees vender debes fotografiarlo y luego ponerlo en un lugar donde no moleste. Afortundamente el servicio de recogido de basura sigue operando.
Guarda todo lo que sabes que no vas a necesitar.
No hay nada que ensucie más que las cosas acumuladas. Ya es hora de almacenar la ropa de invierno. También la ropa y zapatos del colegio y hasta la del trabajo, si no eres personal esencial. Ponlas en cajas, maletas u otros sistemas. Sácalos del medio y verás que es fácil mantener la casa ordenada.
Escoje un día para hacer la lavandería.
Al salir menos, no practicar deportes u otras actividades habrá menos ropa sucia. Lo más importante es mantener una rutina y que todos ayuden. Si no tienes lavadora y secadora en tu casa, averigua cuáles son las normas de tu edificio para usar la lavandería. Si no cuentas con esto, llama a las lavanderías comerciales de tu área. Es importante igual mantener estrictas normas de higiene.
Crea áreas específicas para hacer las tareas escolares.
Cuando los niños reciben instrucción escolar en las casas, es importante hacerles un espacio especial para hacer las tareas. Si es en la mesa del comedor, también vale la pena hacerles un bolso o una caja donde puedan guardar todo al terminar. Esta es una oportunidad ideal para enseñarles a mantener sus cosas organizadas.
Ten paciencia con todo.
Es más importante estar contentos como familia que tener una casa impecable. También debes aceptar que las cosas no van a salir como tú quieres y que no todos tienen la misma idea de limpieza que tú. Tener la casa organizada es importante para la salud mental y física, pero aún más son los abrazos, las risas y los momentos felices.
Escoge un día para relajarte
Una vez cada dos semanas puede ser el día de mamá. Qué los demás trabajen por ti. Te cocinen, te lleven el cafecito a la cama y hasta que te den masajes si te gusta. Es importante para la salud mental que nos desconectemos del día a día. Acuérdate que si mamá está feliz, todos los demás estarán bien.