A todas nos gusta tener una cocina limpia y reluciente, pero ¿quién tiene tiempo para hacerlo? Estos truquitos que comparto contigo a continuación, te harán la vida mucho más fácil.
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Aprovecha medio limón.
Primero úsalo para cocinar o hacerte un té. Luego, estrújalo sobre una superficie difícil de limpiar. Pónlo en un envase con agua y házla hervir en el microondas, antes de limpiarlo, y para terminar ponlo en el triturador de desperdicios. Verás como quedará todo reluciente y con un aroma delicioso.
El vinagre blanco es baratísimo y sirve para desinfectar.
Tiene propiedades antibacteriales y acompaña a los productos de limpieza tradicionales a la perfección. Lo puedes usar también para sacar manchas de agua y para poner a remojar sucio rebelde.
La cera para pulir carros se va a convertir en tu mejor amiga.
Aunque no lo creas, es buenísima para pulir metales, espejos y repeler manchas de deditos, agua y otros líquidos.
Las toallitas para la secadora sirven para mucho más fuera de la lavandería.
Son perfectas para limpiar la nevera, sacar el polvo de los zócalos y de los marcos arriba de las puertas, así como los marcos de los cuadros.
Todo tipo de aceite puede ser tu aliado contra el polvo.
De oliva, para niños, o incluso mejor, de coco. Los aceites son buenísimos para mantener en buen estado los muebles de madera, como la mesa, las sillas y los gabinetes de buena calidad, y para impedir que se acumule el polvo sobre ellos.
Pon cubiertas protectoras en los estantes y las gavetas.
Cuando quieras limpiarlos, basta con removerlos, lavarlos y volverlos a poner. También sirve para proteger los gabinetes de manchas de agua y restos de comida.