
Ahora que Donald Trump ya está en la Casa Blanca y que la primera dama Melania y su hijito Barron siguen viviendo en su espectacular penthouse de Manhattan, te invito a pasear por el interior de la casa de Nueva York donde vivió su infancia el presidente. ¡Te sorprenderá!
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Galería realizada en colaboración con Claudya Martinez
Imagen via Splash
La casa se encuentra en el barrio Jamaica Estates de Queens.

La casa de estilo Tudor fue construida en los años 40 por Fred Trump, el padre del hoy presidente de Estados Unidos, y aunque es bonita y parece muy acogedora, su aspecto queda lejos de la opulencia de la que se ha rodeado el magnate neoyorquino desde su juventud.
El salón es muy acogedor e invita al descanso.

El salón es una de las estancias que más invitan al reposo, y más con esa chimenea que debe hacer las delicias de quienes se sienten frente a ella durante los fríos días de invierno en Nueva York.
El comedor puede ser el de cualquiera de nuestras casas.

Cuesta creer que el pequeño Donald Trump que cenaba en familia en este discreto comedor es el mismo que ahora le tocará presidir lujosas cenas de Estado en las no menos lujosas estancias de la Casa Blanca.
La biblioteca y oficina es un espacio clásico.

No tengo muy claro si llamarlo biblioteca o espacio de oficina, pero no creo que el pequeño Trump pasara mucho tiempo aquí.
Este pudo haber sido el rincón especial de Fred Trump.

Con esas paredes de madera y ese sillón frente a la ventana, parece el sitio perfecto para pasar la tarde concentrado en la lectura, y seguro que Fred Trump debió leerse aquí la biografía de algún antecesor de su hijo.
La casa cuenta con cinco habitaciones.

La casa tiene cinco habitaciones, así que teniendo en cuenta que el matrimonio Trump tuvo cinco hijos, quizá en algún momento el hoy presidente tuvo que compartir cuarto con uno de sus hermanos.
El refugio para el hombre de la casa no podía faltar.

Dicen que una casa sin su "man cave" no es lo mismo.
El porche cerrado es otro espacio de recreación.

Otro espacio muy agradable de la casa es este porche cerrado desde donde seguramente la madre de Trump, la inmigrante escocesa Mary Anne MacLeod, veía a sus hijos corretear por el jardín.
Un jardín sencillo y pequeño está en la parte de atrás.

Un pequeño jardín que debió hacer las delicias del presidente y sus hermanos cuando eran niños y que llama la atención por su sencillez.
La casa acaba de ser subastada a comprador anónimo.

El último dueño pagó por ella 1.39 millones de dólares en diciembre de 2015, pero acaba de venderla en una subasta a un comprador anónimo y por un precio aún desconocido, aprovechando el tirón que tiene para algunos poder vivir en la casa donde pasó su infancia un presidente.