Alquilar o comprar una casa, ¿qué es mejor ahora?

Cuando he pensado en el sueño americano, lo he asociado no simplemente con ser propietaria de una casa, sino con poseer un hogar con mi núcleo familiar. Sin embargo, tengo que confesar que aún no se me ha cumplido el sueño… y no porque no quiera.

Más bien ha sido porque mi esposo y yo siempre nos cuestionamos: "¿Qué es lo mejor en este momento: alquilar o comprar una casa?" Tampoco ha sido por falta de ejemplos, ya que mis padres han vivido en la misma casa desde que se casaron hace 44 años y he visto cómo, poco a poco, la han ido renovando a su gusto.

Por otro lado, alquilar el lugar donde vivimos le ha brindado a mi esposo la capacidad de aprovechar oportunidades de crecimiento profesional. Fue decisión de ambos no "amarrarnos" a una hipoteca. ¿Qué habría pasado con su carrera —y con la mía— si hubiésemos comprado una casa?

Si necesitas ayuda con la decisión de alquilar o comprar una casa, responde con franqueza a las siguientes preguntas: ¿Quieres estar cerca de tu familia? ¿Planeas tener hijos pronto? Si ya los tienes, ¿has encontrado el distrito escolar de tus sueños? ¿Deseas seguir ascendiendo en tu empleo sin importar cuál sea el destino final? ¿Estás lista para echar raíces en la comunidad donde vives ahora? ¿Tienes ahorrado lo suficiente para dar el depósito de compra de una casa y cubrir otros costos que se nos escapan?  

Otra excelente herramienta para comparar las opciones que tienes a tu disposición, es una calculadora del New York Times. Esta toma en consideración factores como el tiempo que piensas permanecer en el área en donde vives, para hacer los cálculos.

En resumidas cuentas, no existe una respuesta correcta o incorrecta. Si quieres hacer todo lo posible para conseguir tu propio sueño americano, haz lo que te dicte el corazón y dale trato prioritario a lo que tu bolsillo pueda pagar.

Yoly Mason, bloguera radicada en Orlando, FL, quiere vivir en un mundo donde las mujeres latinas puedan disfrutar de la vida a pleno con un presupuesto pequeño, ya que estar endeudado está tan de moda como el teléfono de disco.