Muchas veces, nos olvidamos de la función esencial de la habitación: servir como lugar ideal para recuperar fuerzas, relajar la mente, y disponernos a recomenzar renovadas cada día. Sigue estos 10 truquitos, para que tu recámara sea un verdadero templo destinado al descanso y confort.
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Imagen vía Corbis
Retira los electrónicos
Si realmente quieres descansar, comienza por llevarte el televisor, el estéreo, la computadora y los demás equipos electrónicos del cuarto. Mientras menos recargado luzca, mucho mejor.
Cortinas oscuras
Coloca cortinas gruesas que prevengan la entrada de luz mientras duermes. La sensación de oscuridad le da la orden al cerebro de descansar.
Paredes armónicas
Será más factible que concilies el sueño, si pintas las paredes de tu habitación en colores claros y pasteles como el beige y el rosa.
Piensa en comodidad
El colchón, las sábanas, cobijas, cojines y demás inmobiliario del dormitorio deben ser lo suficientemente confortables, para que descanses plenamente.
Evita ruidos molestos
Si vives en un vecindario ruidoso, opta por cerrar las ventanas y dormir con aire acondicionado o ventilador. Si no es suficiente, coloca corcho en las paredes que aisle el molesto estruendo.
Temperatura acorde
Una habitación demasiado fría o muy caliente, impedirá que concilies el sueño. Procura que se mantenga con un clima templado y agradable.
Asociación con placer
Evita llevarte tareas que impliquen estrés a tu habitación, como trabajar y responder correos laborales. Tu cuarto se asociará únicamente con actividades placenteras.
Efectos lumínicos
Al menos una hora antes de acostarte, evita mirar el celular o la tele, procurando mantenerte con una luz tenue o apagada. Así te irás mentalizando hacia el sueño.
Esencias aromáticas
Una habitación agradablemente perfumada, puede contribuir a que te sientas relajada. Busca fragancias suaves como lavanda y rocíalas en tu ropa de cama.
Aplica el feng shui
Para lograr un mejor efecto, sigue los lineamientos del feng shui, sabiendo qué elementos colocar para lograr la armonía perfecta, y ¡dulces sueños!
