Me encanta el arroz blanco y normalmente pido porciones adicionales cuando ordeno comida China. Me fascina la consistencia y la textura de ese tipo de arroz, ya que es delicioso solo o revuelto con otros ingredientes. Por más que intento cocinarlo en mi casa, el arroz blanco no me queda como el de los restaurantes asiáticos. Pensaba que el secreto radicaba en que ellos lo preparan en una arrocera y no en una olla, pero en realidad eso no tiene nada que ver. Sigue leyendo porque aquí te voy a revelar el truco para que el arroz te quede como el de un restaurante.
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Primero que todo tienes que entender que hay dos tipos de arroces. Por un lado están las variedades de grano largo, entre los cuales están el blanco, moreno, jazmín, negro y basmati. La otra variedad es la de grano corto del cual hacen parte el arroz para hacer sushi y risotto. Los arroces de grano corto normalmente requieren más líquidos y atención. Debes seguir al pie de la letra las instrucciones del empaque para que termines con la textura correcta.
Es cierto que para cocinar el arroz blanco hay que medir adecuadamente la cantidad de arroz y agua pero no es indispensable. Hay personas que cocinan el arroz primero con cebollas y ajo en un sartén y tienen que agregar menos líquidos después porque el arroz ya tiene agua de las cebollas. El secreto para siempre terminar con un arroz al dente, con una consistencia suelta y no pegajosa es colar el arroz y dejarlo sudar en la olla.
Así como lo oyes, hay que colar el arroz. Al colar el arroz vas a eliminar el exceso de agua para que el grano no lo siga absorbiendo y pierda la contextura al dente.
Después de colarlo, vuelve a meter en arroz en la olla y cúbrelo con la tapa. Déjalo sudar al menos 10 minutos. El vapor termina de cocinar los granos que no estén a su punto.
Antes de servir, despierta el arroz mesclándolo del fondo hacia la arriba con un cubierto. Esto hará que cada grano se separe y vas a poder disfrutar de un arroz suelto.
Imagen vía Corbis
