¡Ay, amiga! No todo lo que brilla es oro. No quiero ser ave de mal agüero, pero hoy vengo con una lista de alimentos que definitivamente no debemos comprar no sólo porque no son lo que parecen ser, sino porque pueden ser más costosos e incluso hasta perjudiciales para nuestra salud. Sigue leyendo para que veas a lo que me refiero.
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Carne sin mucha información. Ponle atención a las etiquetas que trae la carne, el tipo de corte, de donde proviene: si es de ganado criado aquí en Estados Unidos o si se trata de carne o carnes importadas, porque a veces venden mezclas, el porcentaje de grasa, si el producto es orgánico o no. Cuando en la etiqueta sólo puedas leer que USDA inspected, es decir: inspeccionada por la Departamento de Agricultura, en realidad no te está diciendo mayor cosa acerca de la calidad del producto.
Con "sabor" a arándanos. Las blueberries son una fuente increíble de antioxidantes y además tienen vitamina C… cuando los comes frescos o congelados, pero todo lo que consigas en los anaqueles que sepa a esta fruta, llámese muffins, granola, ponquecitos, barras de granola, galletas, etc., en realidad lo que tiene son sabores y colorantes artificiales. Otro tanto sucede con lo que "sabe" a cereza.
Manzanas que "suenen". No vayas a creer que enloquecí. Hay manzanas que lucen perfectas y cuando las pruebas o no saben a nada o peor aún: tienen una consistencia harinosa. Si te toca esta mala suerte, no la botes y haz puré, salsa o compota de manzana. Sin embargo, una manera de prever que tan buena será una manzana es su sonido: si le das un golpesito con los dedos y te suena hueca, cómprala, en cambio si el sonido es "denso", escoge otra.
Pan fresco rebanado. Si el pan está recién salido del horno, llévatelo entero a tu casa en una bolsa. A menos que vayas a consumirlo de inmediato, no dejes que te lo rebanen: cada vez que el pan entra en contacto con el aire, comienza a ponerse viejo y a perder sus propiedades. No es lo mismo el pan de sándwich que viene rebanado y tiene preservativos para mantenerse "fresco" en una bolsa plástica, que el pan recién horneado. Para preservar ese pan lo mejor es dejarlo en su bolsa de papel, ponerlo en una bolsa plástica y congelarlo. Cada vez que necesites pan fresco, rebanas lo que te vayas a comer y, o lo dejas que se descongele, o lo pones en el microondas por unos segundos, o lo pones en la tostadora.
Pez espada. Lamentablemente los peces grandes como el atún, la caballa, el tiburón y muy especialmente el pez espada, suelen estar contaminados con mercurio. Es preferible comprar pescados pequeños como el lenguado, el pez gato, las sardinas y el salmón.
Té listo. Sabe rico y te ahorra tiempo pero adivina qué: si revisas la etiqueta, a menos que sea té de dieta o light, te darás cuentas de que una botella de té tiene más azúcar que una de soda. Así que ahórrate las pulgadas en la cintura, guarda tus dolaritos y prepara tu jarra de té con limón en casa.
Imagen vía Enriqueta Lemoine