Tengo que confesarte un secreto, soy la peor cuidando los utensilios de cocina, no sé porqué, pero no se me da eso de almacenar de manera delicada mis ollas, mis platos mis tazas y no se diga los cubiertos. Conversando con una chef mexicana amiga mía, me dio el mejor consejo que he podido recibir en todos estos años de casada. Por fin sé, que meterlos en el lavaplatos después de haberlos usado, es el peor castigo que le puedo dar a mis cubiertos. Las recomendaciones son tan delicadas que por algo sus cubiertos en las fiestas siempre están impecables y como nuevos.
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Seguro que ésta no te la sabías, se supone que debes sumergir todos los cubiertos en agua caliente. Manténlos ahí por unos minutos para después lavarlos con detergente de lavar platos, agua tibia y remojarlos una vez más. Sécalos con un paño de algodón y envuélvelos en un paño seco y fresco antes de guardarlos.
Si estos cubiertos los utilizas únicamente en las fiestas, entonces hay más pasos a seguir. Una vez que has lavado los cubiertos, envuélvelos en un paño y colócalos dentro de una bolsa de plástico ziploc, las de cierre para evitar el polvo y la humedad.
Para el exceso de humedad, coloca un pedacito de tiza escolar o un puñito de arroz en la bolsa, para también evitar los olores. Por supuesto que hay maneras para evitar ralladuras y marcas en tus cubiertos, colócalos uno sobre otro y amarra con una cinta o liguita, obviamente tienen que ser cucharas sobre cucharas y tenedores sobre tenedores y después envuélvelos en un paño. Si son los de uso diario guárdalos así en el cajón.
Uno de los mejores consejos de mi amiga, es que no selecciones tu vajilla más cara solo para eventos importantes o para las visitas. Esa es la peor manera de mantenerla en buen estado, y te confieso que en casa desde siempre comemos con los platos más bonitos todos los días. Mi familia se merece lo mejor a la hora de la comida porque siempre son mis invitados de honor. ¡Arroz!
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